Capítulo XXXII

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Nil.

- Has cometido la estupidez de tu vida - sentenció Jessica, que me observaba preparar té -. Celia es lo mejor que te ha pasado.

Cerré los ojos al escuchar eso último. "Ojalá nunca te hubiera conocido".

- Le he ahorrado un disguto - murmuré, suspirando -. Era imposible que tuviéramos algo en un futuro.

- ¿Y para eso tienes que decirle que solo la quieres para follar?- preguntó, rodando los ojos -. Podías haberle dicho que tienes miedo, que la quieres... La verdad.

- Es más sencillo mentir - aseguré.

- Lo será para ti - dijo, aceptando la taza de té que le había servido -. Pero te aseguro que Celia está ahora mismo pensando en qué ha hecho mal para que te comportes como un idiota de nuevo.

Me senté a su lado, pero no pude decir nada.

Odiaba que la única forma de alejarme de las personas que conocía fuera hacerles daño para que ellas se fueran y no me hablaran más. Era más fácil eso que tener que alejarte tú.

Ninguno de los dos dijo nada hasta que sonó el timbre. Nos miramos, confundidos y me levanté a abrir la puerta.

Todas mis ganas de hacer un agujero en el suelo y enterrarme dentro hasta que me quedara sin oxígeno, aumentaron al ver a Chloe parada con cara de asesina en serie.

- Buenos días - la saludé.

Ella miró hacia el interior y vio a Jessica, que nos miraba con el ceño fruncido. Era difícil asociar a Celia con Chloe, no se parecían en nada.

- No sé qué le has hecho a mi hermana, pero, por tu bien, espero no enterarme nunca - me amenazó.

- Tu hermana y yo no somos nada, ella misma te lo dijo - le rebatí, tranquilo.

- Anoche salió de casa y esta mañana la he visto muy baja de ánimos - contó, poniendo sus brazos en forma de jarra -. Ya te advertí una vez, te dije que Celia no quería saber nada de ti y que te mantuvieras alejado.

- Lo recuerdo - le aseguré.

- No me parecía mala idea que os estuvierais enamorando - reveló, para mi sorpresa -. Yo siempre voy a querer que mi hermana sea feliz y contigo siempre lo fue. Pero, no sé qué has hecho, que la he visto de la misma forma que la vi hace unos años.

Mi mente solo era capaz de repetirse que había hecho lo correcto aunque yo sentía todo lo contrario. Pero sí había hecho lo correcto, ¿no?

- Estás exagerando, Chloe - murmuré, quitándole hierro al asunto.

Ella se quedó en silencio un momento, analizándome.

- Dom y yo nos vamos esta noche a cenar juntos, Celia se quedará sola en casa. En caso de que sí haya algo entre vosotros y quieras recuperarlo, puedes llamar al timbre.

Iba a contestarle, pero me dejó con la palabra en la boca.

Me giré para mirar a Jessica, que esbozaba una sonrisa.

- ¿Vais a ir, verdad?- preguntó.

Resoplé y me encogí de hombros, aunque en el fondo sabía que acabaría yendo a hablar con ella.

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