Extra III

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(2 meses después)

Nil.

Habíamos perdido el partido y nuestro entrenador nos había reñido. El ambiente entre nosotros no era el mejor.

- ¿Qué te ha pasado hoy?- preguntó Nick, un chico del equipo -. Será porque no ha venido Celia a verte.

El resto de chicos apoyaron la idea, dándole golpes en la espalda como muestra de ello. Rodé los ojos.

Últimamente, no había ido a ningún partido y raramente a algún entrenamiento. Todos lo habían notado.

- Está ocupada con Gabe, eh - comentó otro chico.

Suspiré. Era cierto, ese domingo había quedado con él, me lo dijo Louis. Al parecer, la gente hablaba sobre cómo ella me había dejado plantado por él, lo cual no era verdad.

- A ti tu novia te pone los cuernos con medio equipo, así que cállate - le advertí, saliendo.

Siempre habíamos tenido una buena relación, pero se estaban convirtiendo en otros. O igual era yo. Me daba igual porque ya no me sentía a gusto.

Al salir, me encontré a Lisa, subiendo al coche de Kevin, otro chico de mi equipo. No pensé nada malo de eso, solo que la llevaba a casa, hasta que vi cómo le daba un beso.

Joder. Me había quedado paralizado mirando aquel coche, que ya ni siquiera estaba allí. ¿Por qué confié en ella? Si siempre funcionaba de la misma manera. Hacía lo mismo con todos los chicos. No iba a ser la excepción.

Lloré. Puede que de tristeza, de odio o de rabia. No lo sabía.

Celia.

Al final, había aceptado una cita con Gabe. Desde que me enteré de todo lo de Nil y Lisa - con la cual todavía hablaba -, Gabe me había tratado de animar. Me acompañaba al instituto y me dejaba en casa al acabar.

Sin embargo, yo solo lo veía como un amigo. Se lo había dejado claro. No quería darle falsas esperanzas, pero me caía bien y no iba a prohibirme pasar tiempo con él.

- Me lo he pasado muy bien, Celia - me dijo, mientras yo abría la puerta de mi casa -. Gracias.

- Gracias a ti, que has hecho que se me olvidé un poco todo - sonreí, entrando en casa.

Me asustó ver a Nil en cuanto me di la vuelta. ¿Qué cojones hacía en mi sofá? ¿Por qué?

- Tu madre me ha dejado entrar - explicó.

Me crucé de brazos, esperando a que comenzara a hablar.

- ¿Cómo te lo has pasado?- me preguntó, mirando por la ventana cómo la moto de Gabe se marchaba.

- Muy bien - le aseguré -. ¿Qué quieres?

Me hizo un gesto para que me santera. Dudé. ¿Iba a perder la apariencia de enfado si lo hacía? Es que estaría muy cerca y olería mucho a él...

- He cortado con Lisa - dijo, al ver que no me decidía.

Mi corazón dio un brinco. ¿Por qué? ¿Por qué ahora que estaba dispuesta a superarle?

- No me hacía feliz, Celia... Y, por su culpa, te estaba perdiendo. No iba...

- Nil, no me digas esas cosas si luego vas a irte de nuevo, ¿vale?- le dije, intentado deshacerme el nudo en la garganta -. Ten claro qué quieres.

- Estar contigo - soltó, de pronto.

La habitación se quedó en silencio. Resoplé, agobiada. No había dicho eso, ¿verdad?

- Nil...

- No debería habértelo dicho así, lo sé - me dijo.

Me fijé en sus ojos, mi madre siempre me había dicho que en los ojos estaban las verdades. La veía... veía honestidad, de alguna manera, pero no me gustaba que se presentara así como así delante de mí para decirme esto. Ahora tenía ganas de llorar e iba a parecer una niña tonta. 

- No pasa nada si tú quieres quedarte con Gabe, Lisa es tu mejor amiga y estaría feo salir con su ex - rellenó el silencio -. Además, ni siquiera sé si te gusto, solo... 

Empecé a llorar y él se calló. Puta sensibilidad. ¿No podía ser un trozo de piedra cuando lo necesitaba? Quería gritarle que se alejara, que no volviera a aparecer nunca más o incluso que me arrepentía de haberle conocido... Pero, ¿de qué iba a servir decirlo si yo en realidad no lo sentía? 

- ¿Por qué lloras?- me preguntó. 

- ¡Porque no os entiendo!- grité -. Prometimos no salir con nadie del grupo nunca y no arruinar la amistad, pero la habéis cagado. Se supone que eres mi mejor amigo y he pasado más tiempo con Gabe que contigo en estos dos meses. ¡No queda nada de lo que éramos, Nil! 

- No hace falta volver a ser nosotros, podemos ser algo mejor. 

Me dirigí a las escaleras, no... Nil no sentía lo mismo que yo. No podía enamorarse de mí porque yo no estaba hecha para la gente como él. Lisa sí, porque era guapísima, tenía carisma , hacía reír a la gente... todo aquello que yo mataría por lograr. 

Una mano en la cintura me hizo dar media vuelta. Lo tenía muy cerca, su mano descansaba en mi piel como si ese fuera su lugar. Las lágrimas no me permitían verle bien, pero noté que se acercaba y supe lo que iba a pasar, pero no podía ni quería evitar que pasase. 

Selló sus labios con los míos, delicadamente. Creo que una pequeña sonrisa se dibujó en mi rostro. No era mi primer beso, pero era el único que merecía la pena. 

- Joder, Celia...- dijo en un tono demasiado tranquilo, apartando mis lágrimas -. Yo... 

Le interrumpí con otro beso, este más largo. Hizo que mi espalda tocara la pared y posó su mano en mi nuca. Era el beso más caliente que me habían dado y me asusté, yo no estaba preparada para todo lo que aquello implicaba, ni siquiera si era con Nil. 

- Para, porfa - pedí, mirando nuestros pies. 

Él se apartó un poco, aún dejado su mano en mi nuca. Vio que jugaba nerviosa con la tela de mi vestido y me miró a los ojos. 

- Celia, no iba a hacer nada que tú no me pidieras - aclaró, aunque yo eso ya lo sabía -. Ni siquiera te hubiera dado un beso con lengua si no me hubieras besado tú por segunda vez. Puede que me haya convertido en un imbécil estos meses, pero no tanto. 

Apoyé mi cabeza en su pecho y él se encargó de que sus brazos me rodearan. Necesitaba tanto volver a sentir sus brazos a mi alrededor y el olor de su perfume de nuevo. 

- ¿Sabe Louis lo de Lisa?- le pregunté. 

- Eres la primera en saberlo. 

Sonreí. Dándole un beso en la mejilla. 

Volver a ser nosotrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora