Celia.
Dormí en casa de Louis esa noche. Fui a contarle lo que había pasado, acabó haciéndome la comida e invitándome a ver películas y comer helado hasta que me quedara dormida. No había dado su opinión, pero me conformaba con que me escuchase.
- A ver, bella durmiente, levántate que te he preparado el desayuno - escuché que decía, mientras dejaba el sol entrar por las ventanas -. Me tengo que ir, pero puedes utilizar la ducha o lo que quieras. Cuando te vayas, envíame un mensaje.
Asentí, adormilada. Le acompañé a la cocina, donde me esperaba el increíble desayuno de leche con cereales de colores para niños.
- Es lo único que tenía - excusó, riéndose.
- Gracias, Louis - dije, dándole un pequeño abrazo.
Me dio un beso en la mejilla y se fue, dejándome sola en su apartamento. Estaba bastante ordenado como para ser de él, incluso la habitación de invitados lo estaba.
Decidí darme una ducha larga, de las que ayudan a pensar en todo. Ahí me acordé de mi discusión con Nil y de que no sabía nada de él. ¿Estaría bien?
Al salir de la ducha, me quité el pijama de Louis y me puse el vestido. Me miré en el espejo y me vi extraña. No... no me quedaba como antes, ahora me venía un poco grande. Había perdido el cuerpo que tenía y no me había percatado de ello hasta ese momento.
Nil.
Teniendo en cuenta que Louis ya me había dicho que Celia estaba en su casa, no tuve más opciones que pagarme un hotel.
Quise llamar a Celia, pero no sabía qué decirle. Me odiaba tantísimo por haberle hablado así que no me veía capaz de hablarle sin sentir vergüenza de mí mismo.
Decidí hacerlo en persona, ir a casa de Louis y contarle lo mal que me sentía. Aunque, si yo fuera ella, ni siquiera abriría la puerta.
Caminé hasta allí y subí hasta el segundo piso - siguiendo las indicaciones de Louis -. Llamé a la puerta cuatro y cerré los ojos, esperando a que me abriera.
Cuando lo hice, vi que no se esperaba que fuera yo. No supe si la reacción era buena o mala, pero seguro que era de sorpresa.
- Estoy enamorado de ti, Celia - solté, cerrando los ojos.
Quizá si no la miraba, podía decir todo lo que llevaba pensando de camino. No buscaba que me perdonara, solo hacer las cosas bien, que no sintiera que había hecho el ridículo todo este tiempo en el que se preocupaba por mí.
- Eres lo mejor que me ha pasado en la vida, de verdad. Jamás pensé que encontraría algo como lo que tenemos o que estaría enfrente de alguien soltando todas estas cosas - abrí los ojos, sin tener muy claro por qué -. Quiero que te quedes a mi lado, pero no te puedo obligar a hacerlo si no vas a ser feliz. Estoy cambiando, te lo prometo.
Me temblaban las piernas de los nervios y, en cuanto me callé, se formó un nudo en mi garganta. Celia me miraba fijamente, con la boca entreabierta.
- Di algo, por favor - rogué.
- Yo también estoy enamorada de ti, Nil, ya lo sabes - habló.
Supe que no había acabado, así que me preparé para el "pero".
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Volver a ser nosotros
RomantizmEx... esa persona de la que tanto odiamos hablar. Eso incluye a Celia, que después de ocho años sin saber nada de su ex, se ve enfrentada a ser su vecina. ¿Cómo afectará esto a su vida actual? ¿Cómo afectará a su relación con su actual pareja? ¿Có...