La leyenda que nadie quiere contar.
La vida de Karol Sevilla es sumamente normal, la típica vida de una chica de 19 años que sólo busca ser alguien en la vida, ella ha decidido estudiar en la Universidad en la carrera de Filosofía.
Todo iba bien h...
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Al día siguiente 🌙
Me levanté a toda prisa, el autobús me iba a dejar si no llegaba en 15 minutos a la parada, me puse la primera ropa que encontré, me abrigue muy bien y salí a toda prisa, corrí por las calles que aún estaban en oscuridad.
Al llegar a la parada el autobús que tenía que tomar estaba parado enfrente, así que me apresure a subir, las personas volvieron a mirarme mal, supongo que me acostumbraré a esto.
—¡Hey! —escuche una voz familiar—. Aquí hay un asiento —fue cuando ví al castaño con una sonrisa de oreja a oreja.
—¡Hola, Agus! —dije tomando el asiento junto a él—. ¿Cómo estás?
—Muy bien, gracias —me sonrió—. Perdón por no mandarte mensaje ayer, tenía mucha tarea por hacer —me dijo algo apenado.
—No te preocupes, lo entiendo —le sonreí.
—Menos mal —suspiró—. ¿Qué tal la escuela? ¿Te gustó?
—¡Claro que si! Es muy bonita y tranquila, mi horario no es tan pesado, hoy saldré a las 10:00 a.m.
—¿En verdad? —dijo sorprendido—. Ojalá tuviera el mismo horario que tú, yo saldré a las 3:00 p.m. y aparte debo ir a una demostración de Teatro en CCU.
Abrí los ojos, ¿a la misma que yo?
—¿Hablas de la demostración de Leyendas de México?
Agustín asintió.
—¿También invitaron a tu Facultad? —preguntó.
—¡Si, así es! —sonreí.
—Entonces creo que te veré allá.
—Me parece excelente.
🌙🌙🌙
Entre a mi aula, los estudiantes me observaron.
—¡Hola, Karol! —habló Valentina, al parecer Michael aún no había llegado.
—Hola... Buenos días —dije tímidamente.
Me acerque a mi asiento.
—Oye... —me habló Valentina.
—¿Si?, dime —pregunte mientras tomaba asiento.
—¿En verdad vienes de... —bajó la voz—, el beso del diablo? —la mire frunciendo el ceño.
—Si —dije cortante, si ya iba a empezar con sus creencias era mejor olvidar la plática, así que opte por sacar mi libro que no había podido terminar de leer.
—No me malinterpretes —dijo—. No quiero que te sientas incómoda, ¿sabes? —levante la vista y la mire—. Pienso que el lugar donde vives es hermoso —me dedicó una sonrisa cálida—. He ido un par de veces, sus paisajes son maravillosos, además siempre huele a tierra mojada —suspiró—. Ese olor es afrodisiaco.
