Capítulo 49 •Maxi•

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—¡No te vas a escapar, escuincla! —gritó Amanda atrás de mí

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—¡No te vas a escapar, escuincla! —gritó Amanda atrás de mí.

Tenía que ocultarme y también debía encontrar a mis abuelos. ¿Qué les habrá hecho?, estaba muy preocupada, tienen que estar en la casa, no saldría de aquí sin mis abuelos.

—¡Ven aquí, maldita! —dijo a punto de llegar a donde estaba.

La casa era bastante grande me alegraba eso ahora, busque por todos lados un escondite y decidí ocultarme detrás del sofá, con mucho cuidado de no hacer ruido me metí detrás y cubrí mi boca, no debe encontrarme, maldita sea, recordé que mi celular lo había dejado tirado en el piso de arriba, ahora no podría llamar a la policía.

—Karol, no podrás ocultarte mucho tiempo, conozco todos los escondites de esta casa —apreté los párpados—. ¡Vamos, sal! —dijo, escuche sus pasos aproximarse a la sala de estar.

Por favor, Dios, que no me encuentre, suplique.

—Vamos, linda, si no sales juro que no volverás a ver a tus abuelos —las lágrimas amenazaban con salir, cubrí mi boca con más fuerza.

Piensa, Karol, tienes que salir de aquí y encontrar a tus abuelos, miré hacia todos lados para buscar algo que me ayudara defenderme.

—¡Sorpresa! —dijo Amanda descubriendo mi escondite.

—¡Aaaaaah! —grite, Amanda me iba a clavar el cuchillo pero fui más rápida, trepe el sillón y Amanda terminó cayendo al suelo, tome una de las estatuas de cerámica que mi abuela coleccionaba, lo lamento, abuela, pero tenía que salvar mi pellejo, corrí hasta donde estaba Amanda y se lo estrelle en la cabeza.

—¡Desgraciada! —dijo molesta la vieja loca, corrí lejos de ella y abrí todas las puertas que se me cruzaban en el camino, tenía que encontrar a mis abuelos.

—¡Abuela! —grite—. ¡Abuela! —volví a insistir, pero no recibía respuestas.

—No pueden escucharte, después de que termine contigo ellos serán los siguientes —dijo corriendo a mi dirección, observe a mi alrededor, había una mesita en la esquina con un bello florero, lástima que ya no será bello por mucho tiempo, lo tome y se lo lance con todas mis fuerzas, este impactó en su cara y la tiró al suelo.

Amanda quedó inmóvil, mi respiración era agitada, me acerque a ella para quitarle el cuchillo, pero ella abrió los ojos, me tomó de la mano y me tiró al piso, se puso encima mío y me apuntó con el cuchillo.

—¿Creíste que me había desmayado? —dijo con burla—. ¡Pues te equivocas, mugrosa!, ahora si. ¡Te voy a matar por darle el libro a ese ser infernal!

—¡No le digas así! —le escupí y ella limpió la saliva de su cara.

—¡Maldita escuincla, desde que llegaste arruinaste mi vida! —dijo—. Siempre tener que atenderte y para colmo hacer que el hijo de la luna despierte.

Forceje para poder escapar.

—¡Tú no mereces nada, Amanda, déjame en paz! —dije con odio.

Amanda soltó una risa.

—Pronto, pronto, descansaras en paz.

Amanda iba a enterrarme el cuchillo cuando el timbre sonó.

—¡Ayuda! —grite—. ¡Ayúdenme, por favor!

—¡Cállate, estúpida! —colocó su mano en mi boca, la mordí—. ¡Ahhh, maldita desgraciada! —me abofeteó.

—¡Ayuda! —volví a gritar.

—Karol, abre, soy Maxi, vine a buscarte para ir a comer algo, Esteban me pidió que te invitara —se escuchó la voz de mi compañero y amigo de trabajo.

—¡Maxi! —dije con lágrimas en los ojos, Amanda volvió a poner su mano sobre mi boca.

—¿Karol? —al parecer había escuchado mi voz, seguía intentando salir del agarre de Amanda pero era más fuerte de lo que aparentaba, se escuchó que Maxi forcejeó con la cerradura para poder entrar—. ¿Estás bien?

—Más vale que te calles, si no quieres que le haga daño a tu amiguito —me susurró Amanda.

Negué asustada rápidamente, me sentía en una película de terror.

—¿Karol? Abre, por favor —se escuchó la voz seria de Maxi.

—No hagas ruido, maldita, en cualquier momento se va a ir —dijo Amanda.

Comencé a moverme más bruscamente, para poder escapar, había logrado liberar mis piernas, así que le di una patada a Amanda en el estómago, ella se tiró del dolor al suelo.

Me levante lo más rápido que pude.

—¡Maxi! —grite desgarrando mi garganta.

—¡Karol! Abre ahora, por favor. ¿Qué te pasa? —estaba a nada de abrir la puerta cuando Amanda me agarró del cabello haciendo que cayera al piso y ésta me arrastrara.

—¡Aaaaaah! —grite por el dolor causado.

—¡Aguanta, Karol, iré a buscar ayuda! —exclamó Maxi.

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