Capítulo 41 •Me escape de casa•

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La noche estaba a punto de llegar y mis abuelos aún no llegaban, seguramente después de ir al panteón fueron a pasear y yo aquí encerrada, bueno, igual en unas horas más iré a una fiesta sin su permiso

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La noche estaba a punto de llegar y mis abuelos aún no llegaban, seguramente después de ir al panteón fueron a pasear y yo aquí encerrada, bueno, igual en unas horas más iré a una fiesta sin su permiso.

Esperaba que ya no se tardaran mucho. Tome una maleta y metí el vestido ahí, junto con unas zapatillas, algunas joyas que harían juego con el vestido y cerré la maleta, sólo sería cosa de esperar a que llegarán y entrarán a su habitación, así podría salir sin problemas.

🌙🌙🌙

Ya habían dado las 9:30 y mis abuelos iban llegando, salí rápidamente a su encuentro.

—¡Karol! —dijo mi abuela asustada, ya que la había espantado.

—Lo siento, sólo venía a decirles que iré a dormir, me siento un poco cansada —dije.

Mi abuelo asintió.

—De acuerdo, hija, que descanses —habló mi abuelo.

—¿No quieres que Amanda te prepare un té antes de irte a la cama? —preguntó mi abuela.

—¡No! Así estoy bien, en verdad sólo quiero dormir —solté un suspiro—. Hasta mañana.

—Descansa —dijeron al unísono.

Me metí a mi habitación y abrí la ventana por donde me había salido aquella noche para ir a buscar a Ruggero observe que no hubiera tanta gente pasando y regresé a tomar mi maleta, me acerqué a la ventana y salí con mucho cuidado.

—Vamos, Karol, no debes hacer mucho ruido —me dije a mí misma—. Sólo unos cuantos pasos más y somos libres.

Caminé hasta la escalera que daba a la cochera y bajé, cuando mis pies tocaron el pavimento salí corriendo en dirección a la casa de Agustina.

Cuando llegue, toque el timbre y enseguida me abrió su mamá.

—¡Hola! Tú debes ser Karol Sevilla —dijo con una enorme sonrisa, parecía emocionada.

—Esa soy yo —dije amablemente—. Mucho gusto, señora.

La señora me tomó de la mano y me metió a su casa.

—Adelante, linda, Agustina está en su habitación, me comentó que irán juntas al baile de las luciérnagas —dijo con una sonrisa.

—Así es, señora —dije.

—Me parece muy bien. ¡Nicolás, Agustina decía la verdad ira al baile con la hija de mi cantante favorito! —gritó, a lo que yo fruncí el ceño, la mamá de Agustina me miró y se dio cuenta de mi expresión—. Oh, lo siento. Es que todos en este pueblo sabemos quien es tu papá, yo no le creía a Agustina cuando me dijo que iba a ir al baile contigo —sonreí.

—¿Puedo pasar a verla? —dije tratando de esquivar el tema de mi papá.

—Oh, claro, su recámara está justo ahí —me señaló el final de un pasillo.

—¡Gracias! —dije, en eso llego un señor, supongo que era el esposo y papá de Agustina.

—¿Es ella? —se escuchó un susurro de parte de él, no le di importancia y entré a la recámara de Agustina.

—Hola —dije cerrando la puerta, Agustina estaba frente al espejo de su recámara, ya tenía el vestido puesto, pero el de ella era un poco más ligero que el mío debido a su situación, ya que con la silla de ruedas le sería muy estorboso un vestido enorme.

—¡Hola! —dijo alegremente—. Que bueno que llegaste, tenemos poco tiempo para arreglarte

—Lo sé, es que.... Me escape de casa y...

—¿Qué? —preguntó alarmada.

—Larga historia, luego te la cuento, me voy a arreglar para irnos pronto —dije poniendo la maleta sobre su cama—. Por cierto, te ves muy guapa —le sonreí.

—Gracias, Karol —dijo algo sonrojada—. ¿Te ayudo?

—Si, por favor.

🌙🌙🌙

Después de un rato de lidiar con el vestido ya que no podía subir el cierre porque se atoraba, si seguro era eso o..., ¿estoy gorda?, bueno, no importa, logramos subir el cierre del vestido después Agustina me ayudaba a hacerme unos rizos, e hizo una media coleta, la verdad no se veía tan mal el peinado, finalmente me estaba maquillando.

—¡Estás hermosa! Estoy segura que cuando lleguemos al baile serás víctima de muchas miradas —dijo alegremente.

—Gracias, Agustina —dije—. Bueno, ya estoy lista, hay que irnos apenas vamos a tiempo —dije.

—Si, ya vámonos, mi papá nos llevará en su auto para así llegar más rápido, iré a verlo.

Agustina salió de su habitación y yo volví a mirarme en el espejo.

En verdad parecía una princesa, me veía muy linda, sonreí, hace mucho que no me sentía tan bonita.

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