Capítulo 48 •Loca•

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‧͙⁺˚*・༓☾ Últimos capítulos ☽༓・*˚⁺‧͙

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Agustín y yo caminábamos en silencio, hasta que él lo rompió.

—No me gusta nada que ese chico ande rondandote —dijo un tanto molesto, lo mire.

—¿Quieres que te ayude? —dije para cambiar de tema, las bolsas que llevaba Agustín parecían pesar.

—No, gracias, son sólo latas de duraznos para hacer postres —al parecer había funcionado lo de cambiar de tema.

—¿Haces postres? —cuestione levantando una ceja.

—No, yo no, mi madre los hace y los vende, es un pequeño negocio familiar —dijo—. Pero dejemos eso de lado, estábamos hablando de Pasquale.

Rodé los ojos.

—Ni hablamos mucho —dije.

—Él dijo que hablaban muy a gusto —comentó Agustín.

—Mintió... De hecho me puso nerviosa, se le veía muy interesado en saber sobre mis cosas.

Agustín soltó un suspiro.

—No me hagas mucho caso, después de todo es tu vida, pero... Yo te recomendaría que te mantuvieras lejos de él, la verdad es que tiene algo que no termina de gustarme —asentí.

—Tienes razón, Agus —suspire—. Sabes, hoy ví a Ruggero  —el castaño abrió la boca sorprendido.

—¿Ah si? —preguntó curioso.

—Si —sonreí—. Me dijo que... —hice una pausa y mire a Agustín—. Trataría de arreglar sus problemas para que estuviéramos juntos.

Agustín sonrió.

—Me alegro —dijo, pero de pronto su rostro cambio a uno pensativo.

—¿Qué pasa, Agus? —pregunte al ver su expresión.

—Nada... —me mostró una sonrisa—. En verdad estoy muy feliz, te lo dije... Es el destino.

—Ojalá no pase nada malo, Agus —comente.

—No pasara nada, ya lo verás. Por cierto, los chicos y yo iremos a visitarte por la tarde.

—¿En verdad? Eso me parece genial, le diré a Amanda que prepare algo de cenar.

—Excelente.

Agustín y yo seguimos caminando hasta llegar a mi casa.

Cuando llegamos, me despedí de Agustín con un beso en la mejilla y entré.

—¡Llegué! —grite, pero nadie respondió—. ¿Abuela? —fui a la cocina para ver si ahí estaban—. ¿Abuelo?... —quizá habían salido al mercado o visitar a alguna amiga de mi abuela, tome una manzana del frutero que estaba en la cocina, le di una mordida y me dirigí a las escaleras, saque mi celular de mi bolsillo y comencé a ver las redes sociales, no tenía nada interesante, al abrir la puerta me lleve una sorpresa, que hizo que la manzana y mi celular cayeran al piso—. ¡Amanda! —exclame horrorizada—. ¿Qué estás haciendo?

Amanda había destrozado prácticamente mi habitación, la cama la había destendido, había sacado ropa de mis cajones y del closet había sacado cajas en las cuales tenía cosas personales y muy importantes, había regado todos mis cosméticos al piso, parecía que había estado buscando algo.

—¿Dónde tienes el libro? —dijo de forma agresiva, di un paso hacia atrás, Amanda estaba loca.

—No sé de lo que me estás hablando..., ¿dónde están mis abuelos? —dije tratando de mantener la compostura.

—¿Por qué? ¿Quieres unirte a ellos? —cuestionó y tomó un cuchillo que estaba sobre mi cama y lo apuntó a mi dirección.

—Amanda, suelta eso —dije con miedo—. Hablemos tranquilamente, por favor.

—¡No, claro que no, maldita! —dijo acercándose a mí—. ¡Eres una sucia! —me escupió.

—Amanda... —ella me interrumpió.

—¡Cállate! —gritó, retrocedí unos pasos ya que ella estaba cada vez más cerca de mí—. Ese libro yo lo tenía escondido en el sótano, pero tenías que encontrarlo tú... Traidora —dijo con asco—. Iba a desaparecer del pueblo a ese miserable ser de Ruggero.

—Estás en un error, Amanda —dije con un hilo de voz—. Baja el cuchillo —dije un poco más alterada—. ¡Qué bajes el cuchillo, maldita sea!— grite, Amanda comenzó a reírse.

—Claro... Como has estado revolcandote con el diablo te haz vuelto una altanera, por eso te pasó lo que te pasó —dijo—. Por su culpa te hirieron y tú sigues a pesar de eso con él.

Negué con la cabeza.

—Él no es lo que crees —dije—. ¡Baja eso! —seguí insistiendo.

—¡No lo voy a hacer! Será mejor que te elimine a ti para así hacer que Ruggero se vaya del pueblo y nos deje tranquilos.

—¡Él no le ha hecho nada al pueblo! ¿Qué no te das cuenta? —exclame molesta—. Y sólo para que sepas, no vas a encontrar ese libro... ¡Por qué se lo di a Ruggero!

Amanda lanzó el cuchillo a mi dirección, por suerte su puntería no era buena e impactó contra la pared.

Corrí escaleras abajo tenía que huir de esa loca, después de esto que le dije ahora con más razón va a querer matarme.

Hijo de la Luna Donde viven las historias. Descúbrelo ahora