Capítulo 3 •El Aviso•

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Me alegré mucho al saber que Michael iba a ser mi compañero así no me sentiría tan extraña después de todo

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Me alegré mucho al saber que Michael iba a ser mi compañero así no me sentiría tan extraña después de todo.

Cuando entré al aula todos posaron su mirada en mí, pero no era algo incómodo sino era algo bonito, todos tenían una sonrisa en el rostro, me hacía sentir bien que no me vieran como bicho raro.

—Puedes tomar el asiento que está enfrente de mí —me dijo Michael mientras lo señalaba.

—Si, gracias —me abrí paso hasta aquel lugar, coloque mis cosas sobre éste y por último me senté.

Michael al igual colocó sus cosas en su lugar.

—Regreso, iré al sanitario —me avisó.

Los demás estudiantes siguieron platicando entre ellos, yo me limité a sacar un libro que llevaba leyendo desde hace pocos días, que por cuestiones de tiempo no había podido terminar.

—¡Hey! —dijo alguien.

Levanté la vista y me encontré con una chica rubia con ojos azules.

—¿Puedo ayudarte? —ella negó con la cabeza.

—¿Como te llamas? —cerré el libro y la observe.

—Karol —respondí.

—¿Karol qué? —preguntó curiosa.

—Sevilla Basteri.

—¡Un placer!... ¿Eres familia de algún famoso? —preguntó curiosa.

Fruncí el ceño ante su pregunta.

—¿Disculpa? —cuestione.

—Es que tu apellido lo había escuchado en un famoso... Pero no recuerdo a cuál —me puse nerviosa.

—No que yo sepa —dije y volví a abrir el libro, esquivando su mirada.

—Mi nombre es Valentina Zenere... Oye, eres muy rara —levanté la vista.

No era la primera que lo decía.

—Ya lo he escuchado antes, gracias, Valentina —la chica me miró frunciendo el ceño.

—¡Bienvenida! —le sonreí cálidamente.

—Gracias —ella me devolvió la sonrisa.

—¡He regresado! —me dijo Michael—. Oh, ya empezaste a socializar.

—De hecho es algo dura para socializar, Mike —comentó divertida Valentina—. Pero me agrada —me guiñó un ojo y me dió la espalda.

Solté un risita que sólo pude escuchar yo.

—Vaya —comentó Michael—. ¿Qué lees?

—Se llama: “Besar a un ángel”, es una de mis novelas favoritas —le dije con una sonrisa.

—La buscare para poder saber que tan buena es.

En eso entró la maestra junto con otra señora mayor.

—Buenos días, estudiantes —dijo la señora mayor.

—Buenos días, directora —respondieron todos.

Oh ya, ella es la directora de la Facultad.

—Bien, como ya se habrán dado cuenta hoy se integró al grupo una nueva alumna —todos posaron la vista en mí y esta vez me hicieron e sentir un poco incómoda—. Tú debes ser Karol Sevilla, ¡es un honor tenerte aquí! —me dijo con un entusiasmo enorme.

—¡Gracias, señora directora! —respondí.

—Su compañera es una excelente estudiante, espero que la hagan sentir como en casa. ¿De dónde vienes, linda?

—Yo vivo en un pueblo llamado El beso del diablo, es muy poco conocido y... —me distraje al ver que todos comenzaron a murmurar y la directora tenía cara de haber visto a un fantasma—. ¿Pasa algo?

—No, linda, claro que no... Bienvenida a la Facultad y espero que te sientas muy bien, bueno, estudiantes, los dejo, su maestra les dará un aviso —observó a la profesora—. Con permiso.

La maestra me observó.

—Señorita Sevilla —me llamó.

—¿Si? —pregunte.

—¿Conoce alguna leyenda del lugar donde vive? Creo que sería increíble iniciar la clase con una, además, para que sepan más o menos de que trata el aviso que les comunicare —me dijo la maestra con una sonrisa.

—Lo siento... Pero no, acabo de mudarme ahí —dije.

—Es una lástima —suspiró la maestra—. Soy Lucila Gandolfo y soy la encargada de impartir la materia de Historia de la Filosofía Moderna —se presentó conmigo—. Y nuevamente bienvenida —sonrió.

—Gracias —ella asintió y se dirigió a su escritorio, tomó asiento y comenzó a sacar unos papeles.

—Antes de dar el aviso pasaré asistencia.

Me agrado la maestra, se veía relajada y parecía que amaba su trabajo.

Dos minutos después terminó de pasar asistencia.

—Ok, chicos, el aviso que la directora me pidió que les comunicara se trata de una demostración de teatro —explicó—. Será muy interesante porque les servirá mucho para su formación como Licenciados en Filosofía.

—¿Sobre que será, profesora? —preguntó Valentina.

—¡Les encantará!, es de leyendas de varios lugares de México y entre ellos entra el lugar de donde viene, señorita Sevilla —me observó y se acercó a mi lugar—. Le recomiendo que si va, tome notas —me guiñó un ojo y giró para volver al frente la representación—. Se llevará a cabo en el Teatro Universitario como ya saben se ubica en CCU —explicó—. El día de mañana a las seis de la tarde, esperó que no falten porque estaré ahí y contaré su asistencia como participación en la clase, así como también quiero que hagan un reporte de todo lo que hayan observado.

Anoté cada palabra que dijo la maestra y cerré mi libreta.

—Estaba pensado en no ir, ¿sabes? —me susurró Michael y soltó una risita—. Ahora ya no podré faltar.

Reí ante su comentario y me dispuse a poner atención a la clase.

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