5. Tierra trágame y escúpeme al otro lado del mundo

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LEXIE

Bien quiero que algo quede completamente claro aquí. Yo odio los partidos de futbol americano.

Y cuando digo que lo odio, hablo en serio.

—¡Son unos idiotas, no saben correr!

Grito lo más fuerte que puedo, ocasionando que la mirada del entrenador del equipo de nuestra secundaria sentado en la primera fila de las gradas voltee a verme con enojo. Me vuelvo a sentar y frunzo el ceño cuando veo que todos tomaron la misma acción.

—¿Qué me ven?

Se voltean rápido y se concentran de nuevo en el partido.

Íbamos perdiendo por debajo de muchos puntos, la verdad es que no tengo ni idea de cómo se cuentan aquí ya que nunca vine a ver uno, pero por lo que debo de suponer vamos perdiendo. En pocas palabras, nos hacen mierda. Toda la gente alrededor estaba concentrada en sus celulares o hablar acerca de la gran fiesta postpartido perdido como consolación.

—Debes calmarte un poco y dejar de insultar. —me advierte Victoria a mi lado con las palomitas al lado.

—Odio venir aquí y esta es la razón —señalo al frente— El equipo de nuestra secundaria es un asco total.

—Sí, pero nada ganas gritando... ¡MALDITA SEA HAGAN ALGO BIEN POR PRIMERA VEZ EN SU MISERABLE VIDA!

Uno de los jugadores le saca el dedo medio rápidamente a Victoria, haciendo que ambas se lo devolvamos.

—¿Decías? —volteo a verla, con humor.

Me ignora por completo y se dedica a mirar durante todo lo que queda del juego al que le sacó el dedo medio con ganas de arrancarle la cabeza. O creo que enrollarse en el baño de chicas. Con ella nunca se sabe.

Para cuando termina la tortura, sorprendentemente nuestro equipo pierde.

Qué pena... En fin.

—Entonces, ¿se supone que ahora debemos de ir a la fiesta donde celebraran que perdieron? —Victoria camina a mi lado, entre la gente.

Asiento con la cabeza.

—¿Por qué no? Necesito alcohol y ahí hay gratis.

Se encoje de hombros ligeramente.

Lo bueno es que literal la fiesta queda a la esquina de la universidad. Por lo que fuimos caminando entre la gente y nos colamos sin problema alguno.

—Trata de no beber mucho para luego poder irnos a casa sin problemas. —me amenaza Victoria.

—Tranquila, es difícil que me emborrache. —me alzo de hombros.

Bien lo admito, a los dos tragos estaba ebria. No mucho, pero lo estaba.

Y bueno Victoria, ella no es de beber mucho y apenas le da un sorbo antes de dejarlo y tomar agua o gaseosa.

En algún punto de la noche nos separamos y ella decidió irse a dormir en alguna habitación libre de la enorme casa, donde se fijó que nadie estuviera teniendo cosas dentro ni haya vomitado.

Yo, por mi parte, me quedé bebiendo y bailando entre todos. Debía de aprovechar el momento.

De un segundo a otro, no sé cómo, pero yo estaba bailando de una forma ¿Cómo decirlo? Provocativa.

Oigan, no es mi culpa que algunas canciones tengan ese tono sensual y saquen lo peor de mí.

Muevo mi cuerpo de un lado a otro, subiendo mis manos desde mis caderas hasta mis pechos y girando la cabeza lentamente con los ojos cerrados. Dios, hace tiempo que no me sentía tan liberada y una diosa total.

Besos Que Duelen [Besos #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora