7. Lexie es algo más que la chica sexo

336 17 0
                                    


CAYDEN

Maldita canguro.

Se había sentido, ¿aliviada? De que no pasó nada entre nosotros. Y yo pensando que tal vez podía sentir algo por mí. Idiota.

Bueno, prácticamente la humillaste con el rumor de que se acostaron...

¿Humillarla? Debería ser un alago total.

Creído.

Había llegado por la mañana temprano a la universidad, para ver si encontraba a Lexie antes de que empiecen sus clases y vernos un rato o algo. Hasta que la vi rodeada de personas y con uno del equipo de futbol frente a frente, quien le lleva como dos cabezas. Bueno, tal vez exagero con el tamaño.

Mi primer impulso cuando la estampó contra los casilleros fue querer reventar su cabeza contra esos mismos. Pero solo me limité a darle la advertencia de que, si volvía a ponerle una mano encima o cualquier otra persona, lo sacaba del equipo. Privilegios de ser el capitán, supongo.

Agh, maldita y sexi canguro.

Admito que anoche voltee un poco la cabeza para ver a penas su hombro desnudo en medio de la oscuridad solo iluminado con la luz de la luna, y eso fue suficiente para que sea mi lugar favorito de ella.

Cuando conocí a Lexie en aquella fiesta que me dejó de lado para irse con otro y tuve que engañar diciendo que sí estuvimos juntos, la verdad fue que yo me ofrecí a acostarme con ella no porque dijeran el que "es fácil, duerme con todos". Lo que me atrajo fue su actitud que siempre trae y demuestra con solo pasar por tu lado.

Aunque todos siempre la critiquen por disfrutar de su sexualidad y lo que haga con su cuerpo, yo la veré como aquella chica que le chupa todo lo que digan de ella.

Lexie es algo más que "la chica sexo".

Y lo voy a demostrar.

Cuando terminan las clases, agradezco el que los horarios de Lexie y míos no coincidan tanto para así poder salir sin que me vea.

Pongo en marcha la camioneta para ir a casa lo más rápido posible.

Recuerdo que en la madrugada vine por la moto de Lexie y tuve que pagarle a un adolescente que casi se la lleva. El mocoso me pidió cien dólares para que me la de.

Yo a su edad... Bueno, mejor no digo nada porque mis padres me daban esa cantidad multiplicada por cinco. Diario.

Estaciono en la cochera y bajo a casi regañadientes.

La gran mansión prende sus luces poco a poco, que va bajando la luz del sol para darle paso al de la luna. Saludo al jardinero y a la chica que lo ayuda, ambos me devuelven el saludo con una sonrisa y continúan con su trabajo.

¿Arreglando las plantas un día de semana? ¿Casi anocheciendo?

Eso solo tiene una respuesta: Vienen las amigas de mi madre.

Y lo más probable es que vengan con sus hijas.

Entro a la casa y cierro la puerta con fuerza suficiente para que escuchen acabo de llegar.

-¿Madre? Ya llegué.

Doy pasos hasta la sala, donde se encuentra ella acomodando los sillones y se gira para verme con una gran sonrisa. Su cabello castaño está amarrado en una cola no tan perfecta acomodada en uno de sus hombros. Lleva puesto un vestido blanco con mangas y escote en V adornado con un collar que le regaló mi padre hace ya varios años.

Besos Que Duelen [Besos #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora