14.¿Qué hago cuando te amo y quiero a alguien más?

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CAYDEN

¿Alguna vez sintieron el perder algo, pero que nunca estuvieron seguros de tenerlo por completo? Porque en estos momentos me siento así, y es una mierda.

No tuve la fuerza ni los huevos para ir detrás de Coral. Demonios, solo fue cosa de una noche, ¿por qué me afecta el que me rechazara y decida de un momento a otro que no me quiere cerca?

¿Tendrá novio? ¿Solo me habrá usado para el momento?

Agh, odio sobre pensar.

Odio más el hecho de tenerla en mi mente día y noche, aun estando con Lexie. Aunque, pareciera raro, pero cuando estoy a su lado... No sé cómo explicarlo, pero me recuerda un poco a Coral.

Súper raro.

Aprieto el volante con mis manos volviendo mis nudillos totalmente blancos. No me molesto en prender la música, quiero llegar lo más rápido posible a casa.

Estaciono afuera y lanzo mis llaves al chofer para que lo aparque en la cochera. Los recibe prácticamente en el aire, deteniéndolo con sus dedos flacuchos y arrugados por su ya avanzada edad.

—Joven Cayden, déjeme decirle que su madre se encuentra en la sala.

Alzo la mano a mis espaldas y sigo con mi mirada fija al frente.

Mis pisadas resuenan en toda la entrada de la mansión al momento de entrar y paso de mi madre cuando me saluda desde el sillón en el centro de la gran sala.

—¡Cayden! ¿Sucede algo?

Me detengo en el primer escalón.

Volteo para verla desde la distancia, sus cejas se han curveado de total preocupación y la copa de vino medio vacío lo deja a un lado, encima de la mesa de centro. La televisión que tiene al frente sigue reproduciendo el canal de modas iluminando todo el lugar con los colores que emite.

Siempre a partir de la media noche, si no consigue dormir, toma una copa de vino (una botella entera) y se pone a ver las revistas Vogue y desfiles de moda criticando como si fuera una experta.

A veces me pregunto por qué no estudio diseños de moda si era su sueño. Prefirió la carrera de administración para ayudar a mi padre y así abandonar su verdadera pasión. Aunque claro, ella igual sigue con la esperanza de poder abrir alguna boutique, solo que es difícil si mi padre no la apoya lo suficiente económicamente y le da lo suficiente para comprarse un par de ropa y nada más.

—Dime hijo, ¿qué pasa?

Me acerco hasta ella lentamente. Con un dedo toco toda la pared que tengo a mi lado de camino al sillón. Se arrincona a un lado para que me siente, pero me quedo de pie con las manos en los bolsillos.

—No es nada importante, solo una estúpida chica.

—No me digas que es sobre la niña Williams. —Advierte.

—Para nada, es otra chica completamente diferente... El problema es que ahora ella ya no me quiere ver, solo que no sé el por qué. ¿Qué hice mal?

Niego con la cabeza y apoyo todo mi peso en una mano en el respaldar del sillón. Se acerca a mí y acaricia mi mano con las suyas. Sus dedos son tan jóvenes a comparación de su edad, cualquiera con cuarenta y tantos años ya tiene una que otra arruga, pero ella se mantiene igual de joven que una chica de veinte.

—Cayden, querido, tú nunca tendrás la culpa de nada. No creo que hicieras algo malo mi amor.

Acaricia mi mano con suavidad. Bajo la mirada a su dedo donde debería de encontrarse un anillo de matrimonio, pero no lo veo.

Besos Que Duelen [Besos #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora