42. Quiero vivir y no solo sobrevivir

760 20 0
                                    


LEXIE

La carta llegó dos semanas después.

Unos golpes en la puerta mientras teníamos nuestra noche familiar de películas interrumpieron la escena donde Carrie era encerrada por su madre en el cuartucho impidiendo que vaya la fiesta de promoción.

Me quedé en blanco cuando un señor mayor de traje me entregaba aquel sobre, pidiendo que firme en una hoja con muchísimas letras pequeñas y desapareciendo en su BMW blanco.

Leí cada letra de la carta escrita con puño y letra, detallando y resaltando las palabras claves: Cortometraje, finalista y premio.

Me dejé caer en el sillón mientras trataba de asimilar lo que estaba leyendo. ¿Mi cortometraje quedó como finalista en el concurso de cine 2034? Es imposible. Yo nunca lo mandé.

El recuerdo del profesor Valdez insistiendo en lo bueno que es me pegó en la mente. ¿Fue él?

No tengo idea en qué momento mis padres tomaron la carta y empezaron a leerla junto con Eider quien no dejaba de comer las palomitas con queso. Mamá fue la primera en chillar y lanzarse encima de mí felicitándome una y otra vez.

—¡No tenía idea! Lexie, ¿cuándo postulaste?

«Ni yo sabía, mamá.»

Quise decirle, pero me contuve.

Me miro a los ojos, buscando explicación. Le sonreí lo mejor que pude.

—Hace poco, un par de días.

—¿Por qué no nos comentaste esto? Es genial, hija. —Mi padre se suma a la celebración sentándose a mi lado en el sillón para tres.

—Era sorpresa —Miento. Soy una buena mentirosa—, no tenía idea que quedaría así que preferí guardármelo antes de hacerme muchas ilusiones. No creí que fuera tan bueno. —Lo último apenas lo murmuro para mí, sigo sin creerme lo que sucedió.

—Pues en hora buena, ojalá y ganes cielo.

Le regalo una ultima sonrisa a mi mamá y me acerco al control para poner nuevamente en marcha la película. Eider se sienta nuevamente en su sillón personal mientras lee la carta y su mirada conecta con la mía, alza un pulgar y le guiño el ojo. Terminamos de ver la película casi a las once, papá levanta a Eider y lo acompaña hasta su cuarto mientras que yo llevo los platos vacíos que antes estaban llenos de palomitas, piqueos y papas fritas, hacia la cocina para lavarlos.

Mamá me sigue a mi espalda con los vasos igual de vacíos y me ayuda.

—¿Estás bien? —Me pregunta.

—¿Por qué lo dices?

—No luces feliz con la noticia.

Aprieto la mandíbula.

—Solo me tomó de sorpresa, no es nada.

Se cruza los brazos, dejando de lavar a mi lado los vasos para observarme. El cabello dejó de ser castaño para pasar a su rubio natural, así se parece muchísimo más a mí.

Me observa fijamente con los verdes brillantes y tuerce ligeramente el labio. Suele hacer eso cuando algo no le cuadra.

—¿Estás segura? —Asiento— No me mientas Lexie, te conozco mejor de lo que crees.

—¿Ah sí?

—Sí, aunque no lo parezca y tal vez no lo haya demostrado en el pasado con mis malas acciones. Sé que algo te ocurre y no me quieres decir. Estás cabizbaja y pareces no transmitir ningún sentimiento desde la graduación. ¡Incluso ni lloraste ayer cuando vimos "La razón de estar contigo"!

Besos Que Duelen [Besos #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora