13. Estoy a tu lado, al menos por un tiempo

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LEXIE

Paso toda la tarde en el ballet, ensayando hasta el cansancio para el recital el cual se presenta en poco de dos meses. La profesora Fernández se pasea por cada alumna para ir perfeccionando y repasando los pasos una y otra vez. Cuando llega a mi lado, le regalo una sonrisa antes de hacer un pirouette.

—Excelente señorita Williams, pero le recomendaría que relaje un poco más sus brazos.

Toma mis codos y los alza a la altura de mis hombros.

—Inicias ahí y luego los bajas un poco para la vuelta.

Hago lo que me indica y aplaude.

—Muy bien querida, sigue así.

—Muchas gracias.

Se aleja y pasa a otra de mis compañeras.

Cuando termina el ensayo camino por los camerinos hasta llegar al que comparto con dos chicas más.

—¡Hey, Lexie! —Me saluda una de ellas al verme entrar— Teníamos pensado ir a un bar un rato, ya sabes para charlar de la vida y eso. ¿Te nos unes?

Miro a su amiga, quien está atenta y esperando a mí respuesta. Veo el reloj que marca las siete y media, tengo dos horas para ir hacia el local en el que me presentaré el día de hoy.

No hace daño tener un poco de vida social, ¿no?

—Sí claro, pero solo podré un rato.

—¡Maravilloso! Iremos con unos cuantos amigos más, ellos nos invitarán los tragos. —Habla otra chica que se quita las panties.

—Genial. —Respondo, entrando al vestidor diminuto para cambiarme.

Menos mal hoy traje la ropa adecuada. Bueno, tampoco es que sea la mejor, pero unos mom jeans rasgados y el top negro sin tiras tampoco está mal. Salgo de ahí, sentándome en uno de los sillones para ponerme las zapatillas.

Las chicas están hablando mientras me esperan y por momentos me tratan de unir a su conversación para entrar en confianza.

Salimos riéndonos por un chiste que hizo Brisa sobre como casi se quema el cabello al querer teñírselo por quinta vez en la semana.

—¡No se rían! En serio que tuve miedo, y me odié por no poder decidirme por un solo color de cabello. Aunque el azul me queda bien.

—Sí bueno —habla Raquel—, la señora Fernández te lo hará quitar para el recital.

—¿Luego de todo lo que sufrí? Ay no, me pongo peluca para eso.

Al salir por la parte trasera del teatro, dos carros están estacionados con tres chicos recostados en ellos, uno se encuentra fumando un cigarrillo que lo tira en cuanto nos ve salir. Demonios, ese chico de nuevo.

Ahora que lo pienso, creo que nunca me dijo su nombre.

—Hasta que se dignaron en salir las princesitas.

—Chúpala Rick, las mujeres necesitamos tiempo para nosotras. —Brisa se acerca a uno de ellos— En cambio ustedes solo se deben de poner un par de pantalones y camisa, de seguro ni calzoncillos traen.

—Hey, tampoco insultes. Soy muy limpio.

—Chicos, hoy tenemos una nueva compañía a nuestras salidas —Raquel pasa un brazo por mi hombro—. Lexie se animó a ir, solo un rato, pero irá.

—¡Genial! Mientras más mejor, ¿cierto? —Habla otro chico.

Me giro para ver al que estaba fumando, el cual se encuentra muy callado. Tiene el cabello ligeramente alborotado que se mueve con el viento de la noche, su mirada me transmite un escalofrío que me hace temblar y abrazarme a mí misma. No le he hablado en toda la práctica de hoy, ni tengo pensando hacerlo en lo que resta de la noche.

Besos Que Duelen [Besos #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora