25. Un verde único

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LEXIE

—Quiero sus malditos nombres. Ahora.

—No ganarás nada, solo te meterás en problemas Cayden.

—No me importa hacerlo cuando se trata de ti.

Volteo los ojos, cansada.

Todo el día durante las clases no hacia más que preguntarme una y otra vez sobre quienes dijeron esas cosas de mí en el video, quería el nombre de los idiotas que confesaron haber estado conmigo y divulgaron que tan buena era en la cama. Incluso le había dicho a cada integrante del equipo, con quien mínimo uno compartía cada clase conmigo a que me cuiden y vigilen que nadie me diga algún insulto más. Incluso Victoria se le unió y también estaba atenta a todo lo que sucediera conmigo ese día. Como si fuese una niña indefensa.

Me recordó aquella vez cuando estábamos en primaria y unos niños amenazaron con pegarnos chicle en el cabello a Vic y a mí, porque les habíamos acusado con la maestra de romper nuestras tareas. Nosotras nos adelantamos y compramos suficientes chicles para pegárselas y que al día siguiente vengan rapados el pequeño grupo de mocosos.

—¿Me vas a decir quienes son o yo tendré que averiguarlo por mi cuenta?

Cierro mi casillero con más fuerza de lo esperado. Recorro con mi dedo algunas manchas que quedaron y aún puedo leer unos cuantos insultos. El corazón me martilla con fuerza nuevamente y trato de respirar calmada. ¿Cómo puede existir gente tan cruel e hipócrita en este pequeño mundo?

—No te diré nada. Conociéndote irás a darles la golpiza de su vida a cada uno de ellos.

—¿Y no se lo merecen?

Por supuesto que sí, pero no podía decirlo.

—Hay mejores formas de tratar a los idiotas como ellos.

—¿Cómo qué? —camina a mis espaldas tratando de seguirme el paso— ¿Hablando con ellos y pidiendo "porfis"?

—Cayden, este tema es mío y prefiero ser yo la que decide que pasará. Gracias por la preocupación, pero no te necesito ni mucho menos que me pongas unos malditos guardaespaldas. Sin ofender, chicos.

Miro a su detrás, todo el equipo nos venía siguiendo mientras escuchaba nuestra conversación.

—No se preocupe, capitana.

No puedo evitar reírme y negar con la cabeza. Todo el día me llamaron con ese sobrenombre, al parecer fue idea de Cayden. Según él me subía de status social y me hacía mucho más importante de lo que ya soy.

—Lexie...

—No Cayden. Ya dije que basta, ¿sí?

Suspira, enojado. Sé lo mucho que le gustaría desestresarse ahora mismo, y no de la manera que yo preferiría, pero debe de enfocarse en el campeonato y no quiero distraerlo con mis temas. Si se mete en una pelea más, iba a tener muy grandes problemas y sé con certeza que el rector lo sacaría del equipo o su puesto de capitán. No sé cuál es peor.

Le regalo una sonrisa, con la esperanza que eso lo calme. Al darme cuenta que no cambia su expresión acerco mis manos a su camiseta y tiro de él para darle un beso en los labios. Se tensa unos segundos, pero luego se relaja y empieza a mover los suyos con los míos.

Sus manos bajan hasta mi cintura, apegándome más con él y choco con la parte baja del estómago sintiendo algo duro golpeándome el vientre. Ahogo un gemido en su boca y me separo.

—Deberías de ir a prepararte. —Susurro a pocos centímetros de sus labios.

Su aliento choca con los míos y sonrío. Escuchamos unos carraspeos incomodos atrás y nos apartamos por completo.

Besos Que Duelen [Besos #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora