39. No me dejes ir

409 12 0
                                    


LEXIE

Mantengo mi mejilla apoyada contra las rodillas mientras observo por mi ventana como las hojas anaranjadas y amarillas caen de los árboles. Últimamente hubo más frío que los otros años pasados, por lo que debemos mantener todas las ventanas y puertas cerradas con la calefacción alta.

Una mano acaricia mi cabello suelto, cierro los ojos mientras enreda mis mechones contra sus dedos y desearía que fueran los de otra persona. Desearía con todo mi corazón que fuera Cayden.

El sollozo débil escapa de mis labios cuando Bastian envuelve mi débil cuerpo contra él.

La noche de la fiesta fue él quien me agarró antes de desmayarme, y fue él quien me trajo con Victoria hasta casa. Fue él quien estuvo conmigo estos días, fue él quien me escuchó llorar toda la noche y fue él quien me repitió que todo iba a estar bien.

Solo que nada va a estar bien. Ya no.

Entre llantos y hipos le conté lo que sucedería un día de diciembre, era la primera vez que lo veía llorar.

Mis padres permiten que él se quede conmigo todo el día, raramente es la única persona con la que hablo y permito me toque. No tengo ni idea que sucede conmigo, pero cuando veo a mis padres, Eider o Victoria me vuelvo un manejo de gritos, llantos y no permito que me toquen.

Me siento como una mierda.

Bastian se ha vuelto alguien ahora cercano a mí, como un amigo. Anoche pude dormir más de tres horas seguidas por primera vez en los últimos cuatro días. Mi cuerpo se sentía cansado de haber vomitado demasiado a causa de las pastillas que me recetaron.

Nos recostamos en mi cama a ver una película antigua en la laptop, durante un segundo pude sonreír antes que el aire me falte nuevamente y empiece a llorar.

Mi padre insistió diario ir donde Cayden para golpearlo por lastimarme, pero le dije que él no es el culpable. Soy yo.

Soy la única culpable de todas mis desgracias.

Recuerdo que Eider me dio una telaraña cuando yo me encontraba media adormilada y no podía reaccionar, dijo que Charlotte la tejió para mí. Para que esté feliz.

Luego volví a llorar.

No sé por qué estoy llorando, la verdad.

No sé si es por Cayden.

No sé si es porque mentí sobre Coral.

No sé si es sobre mi problema.

No sé si es sobre que Bastian pasa todos los días conmigo y a cambio solo le doy problemas.

No sé.

Abro los ojos girando la cabeza para encontrarme con su mirada llena de tristeza y preocupación.

Pestañeo lentamente, luce cansado. ¿Yo lo canso?

¿Se aburrirá de mí? ¿También me dejará?

Su dedo se desliza por la silueta de mi rostro, lentamente desplaza su tacto por todo mi contorno. Yo observo en silencio.

Ahora último el silencio es lo que más me gusta.

—¿Tienes hambre? —Pregunta. Niego con la cabeza—. No comes nada desde ayer, Lexie.

Alzo uno de mis hombros ligeramente. No he comido nada ahora último.

El apetito se me perdió por completo cuando volvieron a llamar con noticias nuevas sobre mí a mamá.

Besos Que Duelen [Besos #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora