24. Si tengo que serlo, seré esa perra

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LEXIE

Nunca creí extrañar tanto la universidad y el haber esperado tanto para volver, pero me arrepentí al segundo de recordar que hoy era el campeonato lo que significaba una sola cosa: Mucha gente por los pasillos, más de lo normal, y una fiesta.

Lo último que necesitaba ahora es más distracciones, pero al parecer estamos todos obligados a ver como el equipo pierde. No es que no le tenga fe a Cayden, solo no le tengo fe a ese equipo.

No le había comentado que hoy volvía, por lo que lo tomaré de sorpresa ya sea durante algún receso que tenga y pueda darme una escapada hacia el campo a verlo entrenar, o en la hora de entrada cuando llegue al estacionamiento.

Bajo de las escaleras con cuidado, agarrándome de la pared con ambas manos mientras que mi padre está por delante de mí con sus brazos extendidos para que no me caiga y mi mochila colgada a su espalda.

—Puedo hacerlo sola.

—Sé que puedes, pero no quiero arriesgarme a ver que pasa si no.

Sonrío y me apoyo de su brazo para caminar hasta la cocina.

—¿Estás segura que quieres ir a la universidad? ¿Y sin las muletas? —Mamá me pregunta por decima vez en lo que lleva la mañana.

—Sí mamá, estoy segura. Ya me siento mucho mejor.

—Igual le diré a Victoria que no se te despegue ni un solo segundo. —Amenaza con la espátula y se gira para sacar los panqueques.

Papá pasa por su lado y coge unos panqueques que ha dejado a un lado sin que ella se dé cuenta cuando se da vuelta para poner más de la mezcla en la sartén.

—¿Hoy no iras a trabajar? —Pregunto al ver que aún sigue con su pijama de corazones que se compró junto con papá para el San Valentín pasado a juego.

—No cariño, mañana es el aniversario de la boutique y tengo que terminar de alistar todo. Me quedaré aquí trabajando en la computadora y tu padre es el que irá a hacer el trabajo duro.

Volteo a verlo, lo encuentro rascándose la barba que le ha crecido ahora último. Hace tiempo que no se la dejaba crecer.

—Tu madre me obliga. Tengo que ir para ayudar con todo lo relacionado a luces, maquetación y toda esa mierda.

—¡Eden! —Mi madre lo reprende— Que te dije de decir malas palabras cuando tengamos a algún hijo frente a nosotros.

Me río, aún no asimila que ya estoy grandecita y que incluso hago más cosas que ellos a mi edad.

—¡Oh que rico olorrr! —Eider baja gritando con las manos en el aire, terminando de estirarse.

—¿Ahora me tengo que acostumbrarme a escucharte hablar en español todos los días? —Mamá se cruza de brazos en cuando pasa por su lado y agarra un panqueque directo de la sartén, recibe un manotazo por su parte— Espera a que te sirva Eider, eres como tu padre.

—¿Por qué me metes a mí en esto? —Papá se pone una mano en el pecho, indignado.

—Porque acabas de hacer exactamente lo mismo hace tan solo unos segundos, ¿creíste que no me daría cuenta?

Papá se echa a reír a mi lado. Termino de comer los panqueques que mamá dejó en mi plato y tuve que alejarme antes de que me siga poniendo muchos más, estaba a punto de explotar. Eider estaba a mi lado, robándome los que ya no quería.

—Mamá, ¿te puedo hacer una pregunta?

Se sienta frente a mí, jalando una banca alta.

—Claro cariño, dime que sucede.

Besos Que Duelen [Besos #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora