10. La familia de los secretos, parte I

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CAYDEN

—No puedo creer que esa maldita de Noemi haya vuelto a nuestras vidas. —Mi madre gruñe tirando al sillón su cartera.

Desde que llegamos de la comisaria lo único que hacían era quejarse y repetirme una y otra vez lo mal que hice al estar cerca de Lexie, siguiendo sus acciones de niña malcriada y rebelde. Yo decidí por mantenerme en silencio absoluto y solo ver por la ventana mientras me ponía a pensar una y otra vez la razón por la cual mis padres podrían odiar tanto a los suyos. ¿Qué demonios está sucediendo?

—Ni yo —Papá entra detrás de ella, cerrando la puerta—. No le bastó con joderme la vida como para ahora que su hija lo haga.

Giro enfrentando su rostro que expresa total desagrado.

—Papá, Lexie no tiene la culpa de nada, yo accedí a hacerlo. A meternos en la granja.

—¡Esas son ideas que te mete la niña esa! Tremenda arrastrada que se ve, igual a la madre...

Alzo mi dedo, amenazante. Él parece perplejo por la acción que acabo de cometer, como si no me conociera.

—No hables así de ella, ni siquiera la conoces un poco.

—No me levantes el puto dedo. ¿Quién te crees que eres?

Suelto una risa burlona.

—Mejor que tú, estoy seguro.

—Hijo, no le hables así a tu padre. —Mamá trata de defenderlo, como siempre hace.

—Mira Cayden, que sea la última vez que me hablas así. No tienes ni idea de lo que soy capaz para que no vuelvas a ver a la mocosa esa.

—Y tú no tienes ni una jodida idea de lo que soy capaz porque no me separen de Lexie. ¿Entienden? Pueden mandarme a la punta del otro mundo e igual volvería a ella una y otra vez.

Papá tiene una cara de indignación escrita con todas sus letras y en tamaño mayúsculo.

—No me digas que sientes algo por esa. Es imposible.

Alzo el mentón, retándolo.

—¿Imposible? Es que, ¿acaso por ser tu hijo no puedo sentir? Que tú no lo hagas no signifique que yo tampoco pueda, para que lo sepas.

Sube su mano a mi altura y espero el impacto de su mano contra mi mejilla esperando la bofetada, una que nunca llega. Mi madre se pone entre los dos agarrando su muñeca en el camino.

Ambos la miramos con los ojos saltando de nuestra cara y la boca abierta. Es la primera vez que mi madre se interpone en nuestra discusión.

—No dejaré que le pongas la mano encima a mi hijo. Antes te corto la mano.

—Pues entonces dile a tu querido hijo que cierre su boca si no quiere que se la rompa a golpes. ¡Es un mal agradecido!

Deja de verla para posar sus ojos sobre mí.

—¡Gracias a mí tienes todos estos lujos! Agradece que naciste en esta familia y no en una pobretona sin dinero.

—¡Ya basta! Carajo, cierra la boca por un segundo.

Mamá suelta su agarre empujándolo lejos de mí.

Voltea a verme y me sujeta con fuerza los hombros obligando a mirarla hacia los ojos.

—No quiero ver a esa por aquí, ni mucho menos cerca de ti. ¿Entiendes?

Me suelto de su agarre.

—No. No me voy a separar de ella solo porque ustedes tengan un maldito problema con sus padres. Nosotros no tenemos por qué pagar sus cosas del pasado.

—No es una pregunta Cayden —Papá habla fuerte y seguro, con una mano cerca de mi cara señalándome—. Te estamos diciendo que no tendrás contacto alguno con esa familia.

—Ya no hables —Mamá gira ligeramente la cabeza, para verlo—. Solo empeoras las cosas.

Niega con la cabeza una y otra vez, en total desacuerdo.

—¿Al menos puedo saber el por qué tanto odio? Claro, si eso no es mucho pedir.

—¿Para qué? ¿Cambiará en algo eso?

Miro a mi madre, y una idea se me cruza por la cabeza.

Averiguar qué sucede y obtener las respuestas a mis dudas y preguntas. Hacerles creer que nunca más veré a Lexie y así poder ganarme sus confianzas, luego con ella podría armar un plan de vernos a escondidas y fingir un odio mutuo en lo que vemos la manera de que nuestros padres se puedan llevar mejor.

Joder, esa chica sí que te flechó con su vomito. Que rote tip del amarre.

—Si me dicen la verdad, el por qué tanto odio entre estas familias les prometo que nunca más le hablaré, e incluso trataré de odiarla. Hasta podría hacerle la vida imposible. Pero quiero la verdad.

Cruzo mis brazos esperando alguna respuesta o señal que me den. Algo.

Entre ellos se lanzan miradas como si batallaran por ver quien hablarán primero, que dirán, si será lo correcto o no. Mis padres siempre fueron buenos comunicándose mediante señas, contacto visual y ocultándome todo. Esta familia está llena de secretos, de mentiras que nunca podré diferenciar en cual es real y cual no.

—Cayden, recuerdas que te conté sobre aquella mujer que conocí antes que a tu madre...

—Que la amabas mucho, pero lo suyo no pudo continuar blablablá. —Lo corto— ¿A dónde rayos quieres llegar?

Papá toma aire antes de que suelte la bomba, la cual tal vez me esperaba, pero no creía que la iba a escuchar salir de su boca hasta este momento.

—Esa mujer era Noemi Williams, la madre de Lexie Williams. 




¡Corran a leer la segunda parte! ¡Ya sale!


Besos,

-chicamisteriosa;)

Besos Que Duelen [Besos #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora