34. Líneas cruzadas que no debería haber cruzado

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LEXIE

—¡Cayden! —Lo vuelvo a llamar tratando de buscar su atención cuando me hace cosquillas otra vez.

Sus dedos me tocan las costillas y partes del cuello que soy más sensible, provocándome gritos y risas descontroladas.

Se está vengando porque no le di el último pedazo de pastel que traje para nosotros.

Nos encontramos en el patio de la universidad luego de las clases, Victoria está a un lado escribiendo cosas en su cuaderno y con los audífonos puestos para no escucharnos. Normalmente ella nos acompaña durante los almuerzos casuales que tenemos o prefiere irse a su casa y luego volver, dice que somos como sus padres adoptivos pero que se dan mucho amor y a los que ves teniendo sexo.

Cayden deja de torturarme con cosquillas solo para tumbarme encima de él, une sus labios con los míos y saborea los restos del chocolate que le pertenecían al pastel.

—Delicioso.

—La mamá de Victoria siempre hace muy ricas sus tortas.

Había traído una de los miles de opciones que tienen para la torta de bodas, obviamente papá iba a querer el relleno de chocolate mientras que a mamá le da igual, solo pide que esté cubierta de blanco y tenga flores dibujadas.

La tía Pamer se encargó de hacer pruebas y mamá está en la casa con los abuelos probando cada uno. Yo pude robarme un pedazo y traerlo para compartir con Cayden.

Me acababa de regalar otro cuadro, había dibujado mi silueta con colores oscuros y lo único brillante y colorido era el verde esmeralda de mis ojos. Siempre resalta eso en mí, y lo amo.

—¿Nerviosa?

Me encojo de hombros.

—Un poco. No puedo creer que ya sea la boda mañana.

Vuelvo a sentarme en el pasto. Me acomodo los mechones rubios a un lado de mis hombros y lo miro aún recostado.

—¿No tendrán sus despedidas de solteros?

Me río.

—Ellos no están solteros Cayden. Además, no son muy creyentes de eso creo, dijeron que preferían pasar el último día post matrimonio con Eider y yo viendo una película. Quieren ver nuevamente Mamma mia!.

—Eso es original, y de cierta manera lindo.

Inclino la cabeza.

—¿Tu mamá ya confirmó que irá? —Asiente.

—Obviamente mi padre no, está más que claro. Tampoco me gustaría que vaya él.

Acerco una de mis manos para acariciar su cabello, cierra los ojos disfrutando de mi tacto.

—¿Todo está bien con ellos?

—No tengo idea, la verdad. Espero que se divorcien... Odio escucharlos pelear diario y me aburren de cierto modo —Abre los ojos—. Mi madre es más feliz cuando él no está cerca de nosotros.

—¿Y tú? ¿Eres feliz cuando se va?

Me mira. Un destello en sus ojos me hace entender que lo ama, pero sabe que es una mala persona.

Decido no hacer más preguntas cuando se mantiene callado. Creo que crucé una linea personal cuando hablo de sus padres.

Nos quedamos unos momentos más ahí, solo yo acariciándolo mientras él mira a todos lados, luego a mí, vuelve a ver a todos lados y otra vez a mí.

Besos Que Duelen [Besos #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora