Meiga
Las mariposas representan resistencia, cambio, esperanza y vida, nos enseñan la importancia del cambio y que para llegar a ser algo grande debes ser paciente y tener fe. A lo largo de la historia las mariposas han sido símbolo de pureza, muerte y pecado, así mismo cada una de las hadas de este mundo terrenal tenían un don que representaba estos símbolos.
Cada hada nacía en un capullo hasta volverse mariposa, luego se le otorgaban dones que ayudan a la tierra.
—Concéntrate Meiga —dijo Aine.
—No puedo, me arden los ojos —reproche.
Aine es la reina de todas las hadas y al ser de las pocas hadas con mi don me ayudaba a manejarlos correctamente.
—Coloca tus manos en la herida y respira, solo deja que salga —tomo mis manos y las puse encima de aquel pájaro herido.
—¡Lo logré! —grité dando un salto.
Las veces que lograba sanar algún animal terminaba mareada, desmayada o con dolores de cabeza.
—Buen trabajo, ya puedes irte Meiga —dijo dándome una sonrisa cálida.
Yo asentí complacida por lo que había logrado.
Al salir me dirigí hacia la cascada y al pasarla llegué hacia el bosque, estaba amaneciendo; los pájaros volaban en el cielo y el sol salía iluminando todo a su paso. Los animalitos salieron a saludarme, su día estaba por comenzar.
Convertida en una mariposa volé hacia el pueblo, todos estaban preparándose para comenzar el día.
—¡Ayuda! —gritó una mujer.
Todos corrieron hacia el lugar donde provenían los gritos, yo fui detrás de todos, caminamos al bosque hasta llegar a un arroyo y la escena que presenciamos es horrible; hay sangre por todos lados, dos mujeres mutiladas y una joven desangrándose pero al parecer aún no había muerto.
Todos en el lugar estaban asombrados y con cuidado se acercaban para recoger los cuerpos. Tenía el presentimiento de que el culpable era el Ángel caído.
Volé lo más rápido que pude de regreso a la cascada, pase el reino y me detuve al ver lo lejos a Izan, desvíe mi dirección y me dirigí hacia donde él estaba, al acércame note que estaba con una chica; una rubia linda, delgada, alta, traía puesto un vestido azul con flores amarillas por encima de las rodillas dejando ver sus largas piernas, unas mangas cubrían sus brazos. Ella discutía con él.
—Izan no puedes hacerme esto —escuche al acercarme.
—Vanessa no puedo, entiende —dijo enojado.
—Eres increíble, ¡sabes yo no puede ser tu juguete! —le grito furiosa saliendo de la habitación.
Yo me escondía entre las cortinas, el camino hacia lo que parecía el vestidor y a los segundos salió, solo traía puesto unos pequeños calzoncillos que se ajustaban a su cadera y piernas.
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APOSTELEANU I: Tres Mundos
Fantasy1840 en Rumania, Brașov. El Príncipe se enamoró de un ser de luz, la Princesa se enamoró de un ser oscuro, pero pronto su amor se verá afectado por las decisiones de su padre, alguno podrá dejar su felicidad por el futuro del reino... "El amor se f...