⚜️ Capítulo XXXII: Besos ⚜️

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Mi corazón palpitaba, esperaba su respuesta, sus ojos estaban fijos en mí

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Mi corazón palpitaba, esperaba su respuesta, sus ojos estaban fijos en mí.

-Izan yo...

De pronto el cielo se oscureció, se escuchó un trueno y empezaron a caer las primeras gotas, eleve mi miraba al cielo, pronto se avecinaba una tormenta.

-Vamos -dije tomándola de la mano.

Corrimos, la lluvia cada vez se hacía más fuerte y el viento frio hacia volar mi cabello, ella tomaba mi mano con fuerza; empecé a reír y Meiga solo me miraba con una cara confundida.

-¿De que te ríes? -preguntó.

-De nosotros.

-A veces te comportas de una manera extraña -dijo riendo.

El palacio estaba un poco lejos.

-Corre más rápido Meiga.

-Yo puedo volar y tú no -hablo con sarcasmo.

Me detuve y ella se estampo contra mi espalda, me di la vuelta y la mire a los ojos, sus rizos estaban desechos por la lluvia, acerque mis manos a su rostro apartando algunas gotas de agua en sus mejillas.

-Últimamente andas de graciosa -dije riendo.

-Lo dices porque yo puedo volar y tú no -repitió.

-Vamos.

Mientras caminábamos debajo de la lluvia ella venia tomada de mi mano como una niña pequeña, durante to el camino no dijimos nada y yo aún esperaba una respuesta de su parte.

-Ya casi llegamos -dije deteniéndome.

-Si, yo me tengo que ir -se dio la vuelta.

La tome del brazo y la acerque a mí, la mire a los ojos, estampé mis labios a los suyos -sus labios estaban mojados por la lluvia-, se sentían suaves y dulces como si estuviera comiendo alguna fruta, la tome de la cintura y ella puso sus manos en mis hombros.

-No te vayas -dije despegándome, ella me dio una mirada como si lo estuviera pensando-, espérame en mi habitación.

Ella solo asintió no tan convencida. Saco sus alas y miles de brillos la cubrieron hasta convertirla en una mariposa. Camine y entre por el lado de las caballerizas, Leo estaba cepillando a Lizie.

-¡Príncipe Izan! -llamo.

-¿Si? -voltee para verlo.

-Su padre lo ha estado buscando por todos lados.

Ahora que querrá de mí -pensé.

-Gracias Leo, ya lo busco no te preocupes.

Entre a la cocina y Anya estaba de espaldas preparando chocolate caliente, todo el olor cubría la cocina, algunos bocadillos estaban en la mesa acompañados por café y leche, me acerque y tome uno.

APOSTELEANU I: Tres MundosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora