1840 en Rumania, Brașov.
El Príncipe se enamoró de un ser de luz, la Princesa se enamoró de un ser oscuro, pero pronto su amor se verá afectado por las decisiones de su padre, alguno podrá dejar su felicidad por el futuro del reino...
"El amor se f...
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Mi corazón palpitaba, esperaba su respuesta, sus ojos estaban fijos en mí.
-Izan yo...
De pronto el cielo se oscureció, se escuchó un trueno y empezaron a caer las primeras gotas, eleve mi miraba al cielo, pronto se avecinaba una tormenta.
-Vamos -dije tomándola de la mano.
Corrimos, la lluvia cada vez se hacía más fuerte y el viento frio hacia volar mi cabello, ella tomaba mi mano con fuerza; empecé a reír y Meiga solo me miraba con una cara confundida.
-¿De que te ríes? -preguntó.
-De nosotros.
-A veces te comportas de una manera extraña -dijo riendo.
El palacio estaba un poco lejos.
-Corre más rápido Meiga.
-Yo puedo volar y tú no -hablo con sarcasmo.
Me detuve y ella se estampo contra mi espalda, me di la vuelta y la mire a los ojos, sus rizos estaban desechos por la lluvia, acerque mis manos a su rostro apartando algunas gotas de agua en sus mejillas.
-Últimamente andas de graciosa -dije riendo.
-Lo dices porque yo puedo volar y tú no -repitió.
-Vamos.
Mientras caminábamos debajo de la lluvia ella venia tomada de mi mano como una niña pequeña, durante to el camino no dijimos nada y yo aún esperaba una respuesta de su parte.
-Ya casi llegamos -dije deteniéndome.
-Si, yo me tengo que ir -se dio la vuelta.
La tome del brazo y la acerque a mí, la mire a los ojos, estampé mis labios a los suyos -sus labios estaban mojados por la lluvia-, se sentían suaves y dulces como si estuviera comiendo alguna fruta, la tome de la cintura y ella puso sus manos en mis hombros.
-No te vayas -dije despegándome, ella me dio una mirada como si lo estuviera pensando-, espérame en mi habitación.
Ella solo asintió no tan convencida. Saco sus alas y miles de brillos la cubrieron hasta convertirla en una mariposa. Camine y entre por el lado de las caballerizas, Leo estaba cepillando a Lizie.
-¡Príncipe Izan! -llamo.
-¿Si? -voltee para verlo.
-Su padre lo ha estado buscando por todos lados.
Ahora que querrá de mí -pensé.
-Gracias Leo, ya lo busco no te preocupes.
Entre a la cocina y Anya estaba de espaldas preparando chocolate caliente, todo el olor cubría la cocina, algunos bocadillos estaban en la mesa acompañados por café y leche, me acerque y tome uno.