⚜️ Capítulo XXIX: Te extrañe 💫

39 19 34
                                    

Rania Aposteleanu

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Rania Aposteleanu

Sentada en la mesa con la cabeza baja debatiendo si ir o no en busca de Efelios. Podía escuchar como Izan le proponía a Vanessa ser su novia, no sé por qué lo hizo si se lleva pésimo con ella, a veces no entiendo por qué se enfrenta a mi padre si al final termina haciendo lo que él quiere.

–Rania –dijo Emmett.

Eleve mi mirada, él venia justo hacia mí.

–Yo quería pedirte ser mi novia y futura prometida –dijo nervioso.

Su petición me sorprendió, mi cerebro se puso en blanco y solo se me vino a la mente Efelios.

No puedo esto –pensé.

–Y-yo, discúlpame Emmett –dije levantándome de la silla.

Salí corriendo y logre escuchar como mi padre ordenaba a los guardias ir a por mí, corrí hacia los establos, al llegar busque a Lizie y me subí en ella.

–Vamos Lizie –dije dándole una pequeña palmada

Cabalgue tan rápido hasta que llegamos a la entrada del palacio.

–Abran –grite a los guardias, ellos se miraron entre si y abrieron.

Me adentre en la pequeña arboleda y hasta salir al pueblo, la gente del pueblo me miraba extraño, entonces me di cuenta que no traía mi capa, pase entre medio y esta se quitaba a mi paso, me dirigí hacia casa de Efelios, necesitaba verlo, mi cuerpo lo necesitaba, ¿Qué hago si lo encuentro? ¿Y si me hace algo?

Al llegar todo estaba oscuro, me baje del caballo y lo vi, venia saliendo del bosque, su ropa llena de sangre como el otro día, giro su vista hasta verme, lucia sorprendido.

–Rania –hablo.

Corrí hacia él y estampe mis labios en los suyos, el me tomo de la cintura, pegándome a su cuerpo.

–Sabes a sangre –dije despegando mis labios.

–Perdón –murmuro.

Con su mano toco mi mejilla –mi corazón latía rápido–, lo mire a los ojos, nunca hubiera pensado que estuviera aquí con él.

–Te extrañe.

–Yo también te extrañe.

El me dio una sonrisa.

–Vamos a dentro que está haciendo frio –me tomo de la mano.

Entramos a la casa y me senté en un sillón, el caminó hacia la chimenea y la prendió para entrar en calor.

–Ya vengo, voy a darme una ducha y a cambiarme –dijo quitándose la camisa.

–Espera –dije poniéndome de pie–, vamos –lo tome de la mano y entramos a la habitación.

APOSTELEANU I: Tres MundosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora