🦋 Capítulo XII: En lo más profundo del bosque... 🦋

69 21 30
                                    

Meiga

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Meiga

Nuestra existencia para los humanos no era más que solo fantasías, cuentos para niños o simplemente leyendas viejas, sin embargo en lo más profundo del bosque existían seres mágicos que estaban lejos del palacio, del pueblo, de la maldad y el odio.

Mismos seres que nos convertimos en mariposas de diferentes colores según el don de cada una, cuidamos a los animales y también a los humanos, al igual que controlamos el clima y la naturaleza. Podría decirse que para nosotras el mundo se dividía en dos, por un lado, seres de gran corazón que protegían a todos los seres vivos y por el otro, seres que solo destruyen la tierra donde habitaba la desesperanza y viven sobre las reglas de otro, aunque no todo era así.

El día que cayó aquel ángel que ahora era un demonio sabíamos que causaría problemas. Muertes y desapariciones pronto aparecieron, nuestra magia no es tan fuerte como la de los ángeles, así que tuvimos que recurrir a fuerzas mayores. Asmodeo dijo que se encargaría de él, pero antes dejaría que se divirtiera un poco con los humanos, todas esperamos que ojalá se marche pronto. Pero ahora yo tenía un problema, el cual si en la corte de hadas se dan cuenta tendría un castigo terrible, solo espero que Izan no diga nada. Las hadas tienen orejas en todos lados.

—Ey no, sé qué es difícil pero, no sé qué hacer —me acerque a él para bajar sus manos de su cabeza—, prométeme que no dirás nada —hable preocupada.

—Y si digo algo, ¿qué pasaría?, de todas maneras nadie me creería —dijo con una sonrisa burlona.

—Quizás, pero a mí sí me traería problemas —baje mi cabeza.

—Sabes, me da igual si te trae problemas o no, pero no quiero que me tachen de loco.

—¡Gracias! —dije—. Me llamo Meiga.

—Bueno... tú ya sabes mi nombre.

Yo asentí.

Nunca había conocido a un chico tan pesado, sé que no tiene una vida fácil pero no por eso tiene que tener un carácter tan horrible siempre.

—Creo que es momento de que te vayas, pronto amanecerá.

El asintió y comenzó a caminar hasta alejarse.

Di la vuelta y camine adentrándome al bosque.

Pronto el cielo se pintaría con los colores mañaneros, aún se podían escuchar los búhos y los grillos; rodeada de árboles podía sentir como el aire fresco entraba por mis poros, el viento hacía volar mi cabello.

Hasta que por fin salió el primer rayo de luz, los animalitos se despertaron y salieron a mi paso, los saludé y con mis alas me impulse hacia el cielo, logre ver a Izan en el balcón de su habitación, pensé que dormía, aunque seguro debe estar asimilando todo lo que pasó hace unas pocas horas. Debo admitir que varias veces lo visitaba, pero el motivo es porque me gusta cómo le da color a sus dibujos, realmente tiene un buen talento.

APOSTELEANU I: Tres MundosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora