1840 en Rumania, Brașov.
El Príncipe se enamoró de un ser de luz, la Princesa se enamoró de un ser oscuro, pero pronto su amor se verá afectado por las decisiones de su padre, alguno podrá dejar su felicidad por el futuro del reino...
"El amor se f...
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Meiga
La reina Aine nos había pedido que asistiéramos a la boda, ella no tenía idea de lo que había pasado con Izan. Paso días interrogándome sobre mis días de entrenamiento con tristeza o tiempo para pensar, como le había dicho.
Así que Dafne, Flora, Parisa y yo, salimos del portal y nos dirigimos a la catedral. No estaba para nada lista ver como Izan se casaba con esa rubia.
El lugar estaba llenísimo, había asistido la gente del pueblo, así como personas importantes de varias partes del mundo.
Nos ubicamos arriba de unos árboles, la ceremonia estaba por empezar. Logré ver a Izan afuera esperando la señal para hacer su entrada.
Mi corazón se hizo pequeño, quería llorar pero no podía poner en riesgo todo. Se veía tan bien, por un momento me imagine que sería yo con quien se casaría.
De pronto sonó un suave instrumental e Izan hizo su gran entrada. Flora sostuvo mi mano y me dio una pequeña sonrisa.
Llego el turno de la rubia, traía puesto un hermoso vestido, grande y con piedras brillantes.
La ceremonia transcurría bien, hasta de en un momento a otro salió Izan, detrás suyo venia la rubia. Toda la gente miraba aquella pelea. Hasta que él se marchó.
-Tienes que ir -dijo Flora.
Las demás hadas la miraron confundidas.
-Larga historia -les dijo.
Baje del árbol, saque mis alas y volé hasta alcanzarlo. Lo vi corriendo por el bosque, me acerque a él poniéndome en su camino.
-Meiga, estas aquí -dijo acercándose.
-¿Qué ocurre? -pregunte angustiada.
-Te escogí a ti.
Vanessa Lacobescu
Corrí detrás de Izan, lo perseguí hasta el bosque y lo vi conversando con una mujer.
-Vaya así que ella es "tu verdadero amor" -dije apuntando con el arma.
-Vanessa -dijo Izan-, baja esa arma.
-No quiero -respondí con voz firme.
-Oye -dijo ella acercándose-, no hay porque usar eso, hablaremos.
-Tu, arruinaste mi vida -grite.
Cargue el arma.
Rania Aposteleanu
Los caballos iban a toda velocidad, seguimos la indicación que nos dio el guardia y nos adentramos al bosque.
Todo estaba en completo silencio y se escuchó un estruendo.
-¿Que fue eso? -pregunté deteniéndome.
-Un disparo -dijo uno de los guardias-, se escuchó de aquel lado.
