💫 Capítulo X: Ella 💫

67 23 55
                                    

Efelios

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Efelios

La noche está fría, el calor de la chimenea hace presencia en toda la habitación -mi corazón late tan fuerte como nunca antes lo había sentido-, sus labios se sienten suaves y el sabor a sangre hacía que la deseara, la bese tan fuerte que algo dentro de mi quería que la lastimara.

—Lo siento —dije empujándola—. No debo perder el control contigo —susurre.

—Tengo que irme—hablo nerviosa.

En sus ojos se podía ver que estaba asustada y su corazón cada vez se acelera más.

Yo solo asentí.

Parado a un lado de la estantería podía ver como ella solo se alejaba, una parte de mí quería correr y pedirle que no se vaya.

Sus ojos, sus labios y su risa es de las cosas más hermosas que he visto, ella es hermosa en todo su esplendor. Las veces que fui al palacio para verla, me sentaba en un pequeño diván que tiene en el cuarto, la miraba por horas, me reía porque algunas veces actuaba como tonta, incluso hablaba sola; pero no fui capaz de meterme en sus sueños, se veía tan vulnerable dormida.

¿Qué carajos me pasa?

No puede ser posible que ella... no, eso no, nunca me había ocurrido. No puedo tener sentimientos por ella.

—Que linda escena —dijo Asmodeo entrando a la habitación.

—¿Qué haces tú aquí? —pregunte asombrado.

—Sabes que no puedes enamorarte.

—No sé de qué hablas.

Estoy tan confundido, la verdad no sé qué siento.

—Como sea, solo venía a decirte que disfrutes tus últimos días en la tierra.

—¿Espera de que hablas?

El solo desapareció.

💫

La primavera ya se había apoderado de todo el ambiente, los humanos habían estado regalándose una especie de "amuleto", que a mi parecer algo estúpido.

Estos días no he ido al palacio, debía buscar una forma de no ver más a la princesa y a decir verdad tampoco la he visto en la taberna. Tenía mil cosas rondándome en la cabeza, pensaba en la visita de Asmodeo, pero lo que más ocupaba mi mente era "ella", pero sé que esto no puede terminar bien.

No puedo negar que extraño verla, me gusta la forma en que toca el piano, —razón principal por lo que robe uno para que me recordara a ella—, ¿por qué no vi las señales? ¿ahora como hago para sacarla de mi mente?

En tan poco tiempo ella se volvió... importante.

—Efelios –llamó una voz femenina tocando la puerta.

APOSTELEANU I: Tres MundosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora