⚜️ Capítulo XVIII: Amor y Pureza ⚜️

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Al fin todo se terminó, los pocos invitados que quedaron empezaron a despedirse

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Al fin todo se terminó, los pocos invitados que quedaron empezaron a despedirse.

—¿Cómo estuvo el baile? —preguntó Izan.

—Bien.

—¿Qué tienes aquí? —señaló a un lado de mi pecho.

—No sé, algún mosquito me pico —dude.

—Ten cuidado.

Yo asentí.

—Tengo que irme, te quiero y me alegro que la hayas pasado bien —me dio un abrazo para así alejarse.

Salí del salón y caminé hasta dirigirme a mi cuarto, giré la mirada e Izan estaba discutiendo con Vanessa, de pronto la tomó de la cintura jalandola hacia él para besarla.

La verdad no entiendo el amor y odio de estos dos, seguí caminando hasta que entre a mi habitación, me desvestí tirando al fin el estúpido vestido, camine hacia la bañera y me sumergí.

Minutos después salí de la ducha y me puse un camisón color marrón, me dirigí hacia la cama cuando mire una figura masculina sentada en el sillón que está en un rincón de la habitación, este se puso de pie y caminó hacia mí, sus ojos se centraron en mí.

—¿Pensé que ya te habías ido? —pregunte en voz baja.

—Yo espero nunca irme de tu lado —dijo mientras levantaba su mano para pasar un mechón detrás de mi oreja.

—¿Por qué estás aquí?

—Te dije que no me provocaras, aún no hemos terminado, solo estaba comenzando —dijo con una sonrisa.

Lamí mis labios, me pare de puntillas y lo bese, con sus manos toco mis brazos hasta bajar a mi cintura.

—¿Por qué no te quitas este estúpido camisón? —movió un tirante a un lado.

—¿Por qué mejor no me lo quitas tú? —sonreí pícara.

Con sus manos levantaba lentamente el camisón para arriba, mientras aún me besaba.

—Levanta los brazos —ordeno.

Hice caso a su petición y me sacó por completo el pequeño vestido, con mis manos empecé a desabotonar su camisa, hasta que su torso quedó al descubierto.

—Acuéstate —señaló la cama.

Camine hacia la cama y me acosté boca arriba, él me miraba mientras se pasaba los dedos por la boca, se acercó lentamente y me beso, con sus manos desabrocho su pantalón dejándolo caer al suelo, mi atención se fue de inmediato a su miembro.

Ya encima mío podía sentir cuán duro estaba, beso mi cuello y con mis manos lo abrace tocando su musculosa espalda.

—¿Estás segura de esto? —preguntó mirándome serio a los ojos.

—¿Quiero sentirte dentro de mí? —dije segura de mi decisión.

Froto su miembro en mi entrada, hasta que lo empujó suavemente, yo lo tomé con fuerza enterrando mis uñas en su espalda, para luego soltar un gemido; lo hizo una y otra, cada vez más rápido.

Mis gemidos se escuchaban por toda la habitación.

—Date la vuelta —ordenó.

Me tomo de las caderas. Su miembro rozaba mi entrepierna, hasta que lo sentí de nuevo dentro de mí, él tomó mi cabello jalándolo hacia atrás, nuestros cuerpos chocando hacen eco en la habitación.

Se separó de mí y se acostó, me subí encima de él, roce mi intimidad con su miembro, el agarro con fuerza mi trasero para luego soltar un golpe, me levanto haciendo que cayera encima de su miembro, solté un gemido de placer y empecé a moverme en círculos, luego de atrás hacia adelante, mis gemidos y sus gruñidos se escuchaban cada vez más agitados.

Cada que abría los ojos era como si pudiera ver las estrellas.

Sentía como si algo dentro de mí estallara, miles de partículas de placer recorrían mi cuerpo, la conexión entre nosotros mientras nuestros cuerpos están pegados se sentía electrizante. Los dos desnudos, uno encima del otro con la respiración a mil, su mano acariciando mi cabello y la mía su pecho en completo silencio, su corazón palpitaba fuerte y el mío le seguía el ritmo.

Un rayo de luz se reflejó por la ventana.

—Rania... —hablo.

Eleve mi mirada en busca de la suya.

—Te amo y no sé qué hacer para sacarte de mí —dijo con voz decidida.

Me levanté un poco, mi cabello caía sobre su pecho y con mi mano derecha tomé su mejilla.

—Yo también... Te amo —respondí.

Me beso y yo me subí encima de él continuando el beso.

⚜️

Un rayo de luz dio en mi cara, di la vuelta y con mi mano buscaba aquel cuerpo que me hizo sentir una lluvia de sensaciones, abrí mis ojos al percatarme que estaba sola. Me senté y restregué mis ojos, miré a los lados y no había nadie, así que me levanté de la cama y lo busqué pero él no estaba.

En mi mesita de noche había un papel. Era una carta.

Querida Rania...

Lamento si te despertaste y no me encontraste, tuve que irme para no ser descubierto en tu cuarto.

Contigo siento que soy otra persona y no la bestia que suelo ser. Te amo.

Pdta. Búscame que estaré esperándote

Camine hacia el baño para asearme un poco, me duche y fui a vestirme, me dirigí hacia el espejó para arreglar mi cabello, vi marcas en mi cuello y mi pecho. 

 

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APOSTELEANU I: Tres MundosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora