🦋 Capítulo XLIV: Alas 💫

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Meiga

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Meiga

La brisa pegaba en mi cara, podía sentir como poco a poco el invierno se aproximaba, los arboles pronto se cubrirían de nieve, los colores fríos se apoderarían de las vestimentas de todos y sobre todo los animales quienes se preparaban para el invierno.

Flora y Dafne estaban sentadas a mi lado, habían tenido mucha paciencia conmigo, trataban de entenderme y animarme, pero no tenía ganas de nada.

–Flora, Dafne, Meiga –grito Parisa–, las necesita la reina Aine.

Las tres hicimos gestos de sorprendidas y nos levantamos tan rápido como pudimos, Parisa saco sus alas hasta convertirse en mariposa, Flora y Dafne hicieron lo mismo, detrás de ellas iba yo corriendo hasta que saque mis alas y me trasforme.

Ese llamado de la reina nos alarmo ya que casi nunca nos necesitaba, debía ser una emergencia de vida o muerte. Llegamos hasta el portal, entramos y no había ninguna hada por ningún lado, escuchamos un bullicio de gente, caminamos hacia el centro, todas las hadas reunidas hablan al mismo tiempo.

–¿Que paso? –preguntó Flora a Linetta.

–Asmodeo se reunió con la reina Aine.

Asmodeo y la reina Aine, no podía creer lo que escuchaba.

–La reina las espera en su habitación –dijo Parisa.

Caminamos hacia llegar a donde nos esperaba Aine, sentía nervios, para que nos necesitaba.

–Pasen –dijo.

Entramos, ella estaba sentada, se miraba tranquila no parecía preocupada.

–Pasa algo –dije.

–Hasta que apareces Meiga –dijo girando su mirada hacia mí–, tú y yo tenemos que hablar, pero antes necesito que le hagan una visita al incubo.

–La última vez salimos lastimadas –mencione.

–No van a luchar con él, solo van hacer una pequeña inspección –dijo en un tono tranquilo.

–¿Inspección? –preguntó Flora.

–Sí, Meiga, Dafne, Parisa y tú, flora, necesito que averigüen porque esta tan tranquilo nuestro pequeño demonio.

–Las demás hadas dicen que hablo con... Asmodeo –dije en un tono bajo.

–Así es, me dijo que pronto dejaría de ser un problema.

Nos miramos unas a otras.

Salimos de aquella habitación un poco asustadas, no sabíamos que no esperar esta vez, solo sabíamos que los asesinatos se habían detenido. Caminamos hacia el lugar de entrenamiento, nos alistamos y salimos del portal hacia el mundo humano.

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–Está muy tranquilo todo –dijo Dafne.

Estábamos sentadas arriba de los árboles del bosque que estaba cerca del pueblo.

APOSTELEANU I: Tres MundosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora