1840 en Rumania, Brașov.
El Príncipe se enamoró de un ser de luz, la Princesa se enamoró de un ser oscuro, pero pronto su amor se verá afectado por las decisiones de su padre, alguno podrá dejar su felicidad por el futuro del reino...
"El amor se f...
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Meiga
–Sabes aun no puedo creer que te hayas enrollado con el príncipe –dijo Flora–, con razón estabas tan desaparecida.
–Se va a casar Flora –dije conteniendo mis lágrimas.
Ella abrió su boca en señal de sorprendida.
–Flora porque me duele tanto –gire mi mirada a ella.
–¿Lo amas?
–No sé.
Ni siquiera había pensado en si lo amaba.
–¿Que sientes Meiga?, sabes que puedes decirme todo y yo lo entenderé.
–Yo... solo...
–Está bien Mei –sentí que lagrimas caían por mis mejillas, Flora se acercó a mí y me abrazo. Sentía en mi pecho una presión, sentía muchas emociones encontradas, aun no encontraba una explicación sobre que sentía hacia Izan.
¿Cómo podría describir mis sentimientos hacia él?
Mi corazón... mi corazón latía con tal solo escuchar su voz, hacía que algo en mi sintiera paz. Me he preguntado muchas veces como una sola persona podía hacer que mi cuerpo reaccionara de manera que solo quiera estar a su lado.
–Estoy jodida Flora, muy jodida.
Izan Aposteleanu
–Llegaron –dijo Rania a mi lado.
Estamos en mi habitación, yo me preparo y Rania vigila la llegada de los Lacobescu al palacio.
–¿Cómo te sientes? –se acercó.
–Rania tú crees que esto está bien –pregunte, evadiendo su pregunta.
–No se Izan, solo sé que si ustedes se casan traería muchos beneficios al reino.
–Claro, beneficios al reino –susurre.
–Ya es hora Izan –tomo mi mano–, vamos.
Salimos de la habitación –sentía nervios–, podía sentir como la adrenalina corría por todo mi cuerpo, tome fuerte la mano de Rania.
–Todo estará bien –dijo apretando mi mano.
Yo asentí.
Bajamos las escaleras, nos estarían esperando en el salón principal.
Y allí estaban los Lacobescu, elegantes para la ocasión, apenas nos vieron hicieron una reverencia, el señor Miguel con un traje que a simple vista se miraba fino, la señora Amaris con un vestido largo color esmeralda y a su lado, Emmett con una camisa blanca y pantalones azules a su medida, siempre elegante, y por ultimo Vanessa, con un vestido color terracota que hacia contraste con su tono de piel y su cabello rubio suelto.
–Buenas noches –dijo Rania al entrar, yo estaba a su lado como niño asustado que se esconde detrás de su madre.
–Hijos míos –dijo mi padre como si fuéramos lo que más amara en este mundo–, pasen llegan justo a tiempo.
⚜️
Todos sentados en la mesa, la comida ya había pasado y Rania aun sostenía mi mano debajo de la mesa, sabía que en cualquier momento sería capaz de huir.
–Bien es momento de tomar un poco de té –dijo mi madre–, pasemos al salón que Rania nos tiene preparado un pequeño concierto.
Rania solo sonrió con un poco de incomodidad, todos se levantaron de la mesa y caminaron al salón.
–Izan –llamo mi padre–, ven un momento al estudio.
Camine hacia él, sabia de que se trataba.
–Estás listo Izan –pregunto sirviendo un trago de Whisky.
–Si –mentí.
–Perfecto, así que ahora que salgamos de aquí, vas y lo haces.
No respondí.
–¿Me estas escuchando Izan?
–Si.
–Ten un poco de Whisky para que se te bajen los nervios y la cobardía Izan –me ofreció el trago.
De un solo sorbo lo tome.
–Vamos.
Salimos del estudio, mi mente estaba en blanco, me sentía como una máquina que solo toma órdenes –estaba dejando al lado todo–.
–Disculpen la tardanza –hablo mi padre entrando al salón.
Rania tocaba el piano y a su lado estaba Emmett observando como las letras emitían sonidos diferentes –parecían llevarse bien–. Mi madre charlaba con la señora Amaris, a su lado tenían la mesita de té. Vanessa y el señor Miguel, estaban parados al lado de un ventanal.
Y así fue, mi padre pidió la atención de todos y el señor Miguel ya estaba al tanto de lo que pasaría esa noche. Me acerque a Vanessa, la tome de las manos, todos nos miraban y entonces lo dije.
–¿Quieres casarte conmigo? –pregunte sin tener opción alguna.
Ella me miro sorprendida y por un momento hubo un silencio que sentí eterno.
–¡Acepto! –dijo con una sonrisa en su rostro.
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