Rania Aposteleanu
"Una sola melodía nos une a todos activando en el cerebro centros de placer al igual que comer chocolate; al percibir ondas sonoras se experimentan emociones que provocan en el cerebro la secreción de dopamina, un neurotransmisor considerado como el responsable de las sensaciones placenteras y de relajación"
El piano es una de las cosas que jamás cambiaría, en el puedo expresarme de tal forma que escribo pequeñas melodías donde se reflejan mis sentimientos.
Últimamente sentía en mi cuerpo las clásicas "mariposas en el estómago".
—¿En que piensas? —dijo Emmett devolviéndome a la realidad.
—En muchas cosas.
—¿Cómo qué? —indago.
—No son importantes, quieres hacer algo divertido —pregunté desviando el tema.
Él asintió, de inmediato lo tome de la mano y salimos corriendo.
Pasar tiempo con Emmett no me molesta, de hecho es buena compañía y él es callado aunque a veces es más conversador, se ha portado de una manera decente conmigo, hasta podía llegar a pensar que nos estamos haciendo cercanos.
—¿A dónde van con tanta prisa? —dijo mi padre poniéndose en nuestro camino.
—A las caballerizas, vamos a dar un paseo –respondí.
—Entiendo, pero necesitaba hablar un poco con Emmett sobre un asunto.
—Rania, si no te importa podemos dejar el paseo para otro día —habló Emmett.
Yo asentí un poco triste, ellos caminaron hacia el estudio y Emmett giró para hacer una mueca de terror, me reí un poco y di la vuelta. Me dirigí hacia la cocina para buscar algún bocadillo y me encontré con Anya quien picaba un poco de fruta.
—Hola Anya —salude sentándome.
—¿Por qué esa cara mi niña? —preguntó.
—Iba a dar un paseo con Emmett y mi padre se lo llevó.
—¿Emmett? —indago con una pequeña sonrisa—. ¿Pasa algo entre ustedes?
—¡No!, es mi amigo nada más.
No podía decirle que mi corazón y mente pensaba en Efelios.
—Entiendo, por cierto ¿dónde has estado estos días?, casi no te veo.
Estos días he estado con Efelios, tomamos té, me muestra sus plantas y hemos hablado de muchos temas interesantes, siento que nunca había conocido a alguien como él. Aunque a veces se comporta raro, como si tratara de alejarme.
—He estado con las chicas —mentí—. Me regalas fruta.
Ella asintió pasándome un tazón.
—¡Gracias!
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APOSTELEANU I: Tres Mundos
Fantasi1840 en Rumania, Brașov. El Príncipe se enamoró de un ser de luz, la Princesa se enamoró de un ser oscuro, pero pronto su amor se verá afectado por las decisiones de su padre, alguno podrá dejar su felicidad por el futuro del reino... "El amor se f...