Por el Tiempo

Catorce: Thriller Night (Parte 1)

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—Estás más guapa vos —me dijo Gina, apenas nos vimos cuando llegué al club de fans, el jueves en la tarde, para decorarlo.

Me saqué el barbijo y sonreí, corriendo a abrazarla.

—Veo que te gustó mi regalo -dijo, refiriéndose a la campera de Dangerous.

—¡Me encantó! No me la he sacado ni para dormir —exageré, modelando con la campera cuando nos soltamos—. Muchas gracias, está re linda.

—Lo mejor es que te guste —Sonrió. Después miró sobre mi hombro, frunciendo el ceño—. ¿Y Joe? ¿No vino con vos?

—Nop, se quedó en casa, hm... practicando para su show —mentí, con una sonrisa de inocente.

—Que lastima...

—Pero mejor así, porque si no vos te habrías puesto de acosadora y yo tendría que decorar todo sola.

Soltó una risita, rodando los ojos.

—Yo no lo acoso. No más me parece muy lindo para resistirse —dijo, poniendo los ojos en blanco.

Yo fruncí el ceño, poniendo cara de miedo y retrocedí un paso.

—Así hablan los psicópatas —dije.

Ella soltó una risita e intentó acercarse a mí.

—¡No, no me lastimes! —dramaticé, alejándome.

—¡Dale, pava! —Se rio.

—¡Jajaja! Bueno, empecemos. ¿La decoración está acá o hay que ir a buscarla?

—No, ya está acá. Olga me dijo que las cajas están en la cochera.

—Bueno, vos andá por las cajas y yo pongo la música —dije, y ella me fulminó con la mirada—. ¡Jajaja, estoy jodiendo! Vamos.

Fuimos a la cochera por las trece cajas medianas con la decoración para la fiesta, las trajimos al salón y entonces pude poner mi música en el reproductor, mientras Gina abría las cajas con una tijera. Cold Heart de Elton John y Dua Lipa comenzó a sonar cuando empezamos a hacer nuestro trabajo.

Ayer por la tarde hablé con Gina por WhatsApp y quedamos en que nos veríamos hoy a la tarde a las siete. Mañana era la fiesta, teníamos que dejar todo listo para entonces. Michael se había quedado en casa con Mike, y yo había venido en el Fiat. No quise que Michael viniera porque quería que fuera una sorpresa la decoración para mañana, y además porque no quería ver a Gina coquetearle y ponerlo incómodo.

Ella había traído unas galletas para comer cuando nos diéramos un descanso. El salón era grande, la decoración era mucha y no teníamos bastante tiempo como para relajarnos. Además de que no eran cosas sencillas como para colgarlas y listo. Olga era fanática de estas cosas, a ella le encantaba sentir el espíritu de Halloween, así que cuando hacíamos estos eventos, ella siempre se esmeraba en que la decoración fuera de calidad y lo más realista posible.

Había una caja en la que sólo venía una tela de araña gigante, con Gina estuvimos como casi media hora para poder desenredarla y colgarla en todo el techo, de extremo a extremo. Había dos cajas con piezas de maniquí que eran zombis ensangrentados o con la cara carbonizada. Si daban miedo realmente. Había palas con sangre, viseras de ojos que se colgaban, manchas de sangre que se pegaban a las paredes, manos sin dedos, entre mucha de otras cosas aterradoras.

—Olga me preocupa —dijo Gina, mientras buscaba la mano ensangrentada de un zombi que estaba armando—. Mirá todo esto, parece escenografía para una película de El Conjuro.