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Me desperté despacio y con un poco de dolor en la cabeza, mientras de a poco fui abriendo los ojos para poder sentirme mejor. Mike estaba acostado a un lado de la cama, echado mientras se lavaba su pelaje con la lengua.
Por un momento me quedé así, bostezando, acostada, frotándome los ojos con tranquilidad, y observando a mi michi con una sonrisa de enamorada, como todos los días. O bueno, cuando amanecía de buenas, solía ser así de tranquila.
Hasta que recordé todo lo sucedido la noche anterior.
Michael Jackson dormía en la otra habitación.
Me levanté de golpe, Mike soltó un maullido del susto y saltó de la cama. Corrí descalza y despeinada a la habitación de visitas. Deteniendome en la puerta con el pecho agitado; ¿debía entrar? ¿Y si aún dormía? ¡Oh por Dios, vería a Michael Jackson dormir! Intenté calmar la taquicardia de la emoción para controlarme. Pero no podía reprimir la sonrisa de idiota. Tomé el picaporte y abrí la puerta despacio, entrando con cuidado.
Pero mi alegría se rompió en muchos pedacitos que cayeron al suelo frente a mi. Ya que, en la habitación no había nadie. La cama estaba impecablemente hecha, como recordaba que estaba siempre desde que me había mudado aquí. No había nada fuera de lugar, y el armario... estaba cerrado, como si nunca nadie hubiera entrado a la habitación. El corazón se me encogió de la tristeza mientras observaba el vacío en la habitación. Él no estaba...
¡Pero claro que no iba a estar, Samanta! Esto sólo pudo tratarse de un sueño genial que pareció muy, muy real. Pero eso es todo. Michael está descansando en paz ahora. Y aunque estuviera vivo, sería imposible que él hubiera aparecido en mi casa, de la nada, por un portal extraño que apareció en el ropero. Es absurdo.
—Debió ser el vino de anoche —dije para mi misma, y solté una risita, mordiendo mi labio.
Aunque admito que había sido un sueño tan lindo, tan... soñado. Es que siempre quise poder tenerlo de cerca, mostrarle mi cariño. Fue bueno que lo viera anoche, hacía bastante tiempo que no soñaba con Michael. La última vez fue el 25 de junio, me dormí llorando, pensando en él. Ya veo porqué había soñado nuevamente con su persona. Ayer estaba igual que en Junio; llorando como nunca, triste y desanimada. Era evidente que pasaría.
Viaje en el tiempo... ¡que locura!
Volví a salir de la habitación, cerrando la puerta y me dirigí a la mía para empezar mi día. Mientras me quitaba la camisa recordé todo el sueño con claridad. Tal vez debería contárselo a mi amiga Lina, una moonwalker más del club de fans, a la cual le fascina escribir historias que nacen de su imaginación en torno a Michael, y luego las publica en Wattpad, una app para leer y escribir. Una vez le prometí que leería uno de sus fanfics, y lo hice, aunque no es mi pasatiempo favorito. Me gustó mucho, era muy bueno con una linda historia que, a más de una moonwalker le hubiera gustado vivir junto a Michael. Tal vez la llamaría más tarde y se lo platicaría. Seguramente se reiría de mi, pero ya qué. Sueños son sueños, aunque a veces no le encuentres ningún significado coherente.
