Veintinueve: 19 de Diciembre

606 48 31
                                    


El tiempo se me escapó de las manos en un pestañear. No lograba entender como es que los días se me fueron volando, y como todas esas súplicas para que ese diecinueve de diciembre no llegara, fueron en vano.

El tiempo se me había acabado.

Aquella semana después de la cena anual, fue mágica. Había experimentado otro tipo de felicidad, uno que no conocía, uno que me hacía sentir más viva.
Aquella noche mágica que lo cambió todo, aquel momento que vivimos los dos, se quedaría grabado en mi hasta mi último suspirar.
La manera en la que fuimos uno, en la que dejamos todo atrás para juntos vivir una experiencia inexplicable.

Cerré los ojos y reviví el recuerdo una vez más, sonriendo, mi piel se erizaba de solo recordar.
Podía sentir sus caricias otra vez sobre mi piel, sus delicados y cálidos besos esparcidos en mi cuello, en mis piernas, en mi rostro.
Su respiración agitada, sus manos grandes recibiendome con delicadeza. Su voz ronca, sus gemidos, su pecho que subía y bajaba con prisa. Sus rizos cayendo sobre mi rostro mientras me besaba. Y luego... sentí desfallecer. Todo lo que dijera ahora no podía definir del todo lo mágico que había sido ese momento con Michael. Lo especial que me sentí.
Fue diferente a cualquier otro. Yo no estaba aquí. No estaba en la tierra. Mi mente se perdía del placer, mi cuerpo se aferraba al suyo, no reaccionaba, y mi alma... se ensanchó de una sensación que creía nunca conocer. Fui otra en ese momento, pero se sintió bien.
Solo cerré los ojos y dejé que él me llevara a donde quisiera, me entregué en su juego y él me hizo conocer el cielo, sin abandonar la habitación. Me perdí entre gemidos de placer y éxtasis. Dejé que mi ser se expresara. Le demostré lo que él producía en mí. Me aferré a su masculinidad, a su fuerza, a su amor, y fuimos uno con todo lo demás.
Después... después todo parecía ser diferente. Mágico. Todo estaba bien, todo era perfecto.
El aire me parecía liviano, cálido, el suelo era acogedor, sus brazos eran mi hogar y la sensación en mi pecho me aseguraba satisfacción y seguridad de haber hecho lo correcto. Su sonrisa agitada me calentaba el alma y a pesar del cansancio, aún quedó tiempo para besarlo una vez más, antes de caer rendida entre sus brazos, profundamente dormida.

Recuerdo que desperté, y ya no estaba en el suelo del living, estaba en mi cama, tapada por las frazadas, y la luz del sol colándose por las ventanas me confirmaban que ya era tarde, lo suficiente como para ir a trabajar. Luego recordé que era domingo.

Me duché, siendo invadida por las dulces memorias de la noche anterior. Y al salir al comedor, lo vi. Compartimos sonrisas cómplices mientras entrábamos en un juego de miradas.
Su ropa ya no estaba regada por el suelo de mi departamento, pero alcancé a divisar su corbata, tirada en el suelo a un lado del sofá.
Sonreí, mordiendo mi labio, y mis manos cosquillearon por querer volver a sentir su piel.

Desayunamos en silencio y dejamos que la mañana pasara, sin decir nada sobre lo sucedido. Mike, el gato, no nos acompañó en el desayuno. La verdad es que últimamente había estado más dormilón que lo habitual. Al principio me llamó la atención, pero él estaba bien, solo un poco más gordo y perezoso. Pero nada de que preocuparse. Seguramente estaba dormido sobre mi cama o la de Michael, donde le gustaba dormir desde que él había llegado a vivir con nosotros.

La semana empezó su ciclo con calma. En el trabajo todo estaba bien, a veces había más clientes que de costumbre y el lugar se volvía un caos, pero era algo con lo que me gustaba lidiar. Era mi trabajo, después de todo.
Salí a pasear más seguido con las chicas del club. Solíamos hacer tardes de películas en casa de Olga, mientras tomábamos mate y comíamos algo para nada saludable.
También nos poníamos a ver los videos y fotos de la cena anual, mientras nos carcajeabamos de las fotos del baile. Todos se habían descontrolado. La mayoría terminó dormido en una silla o pasado de copas.

Por el TiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora