NATHANIEL
¿O ya le has dicho que eres muy colorida por fuera, pero estás muerta por dentro?
La frase resuena en mi mente varias veces mientras espero en la ventanilla de un lugar de comida rápida. Todavía no entendía muy bien porqué Mackenzie se aguantaba que su hermano la tratara así; pero tampoco podía imaginar que mi hermano la pasara así de mal, y verlo tan perdido en un lugar del que es muy difícil salir.
La chica aparece con nuestro pedido, y lo pasa a través de mi ventana para luego dárselo a Kenzie. Apenas hemos cruzado palabra desde que volvimos. Dos horas con música de fondo y un silencio sepulcral de su parte; miraba por la ventana, ausente de que estaba allí.
Y no la culpaba. Lo que había visto era demasiado fuerte como para juzgar sus acciones.
Cody tenía mi edad actual cuando me fui a la universidad, y había pasado un tiempo desde que lo había visto por última vez. Y si, siempre había sido problemático. Pero estaba diferente: muy delgado, incluso algo perdido. Haberlo visto así me había chocado; no podía imaginarme como se sentiría Mackenzie de haber visto como su hermano poco a poco se fue consumiendo a él mismo.
En cuanto llegamos al edificio, Kenzie por primera vez en todo el viaje se gira a mirarme.
— Gracias por traerme.— suspira.— Siento que hayas visto eso.
— No hay problema, de verdad.— le dedico una media sonrisa.— Cuando quieras volver a ir, puedes decirme.
Ella asiente, pero no dice nada. Nos bajamos del carro, y caminamos en completo silencio hacia arriba. Kenzie se dirige a su departamento, y me mira mientras abre la puerta, como preguntándose si entraré con ella. Yo lo hago, estoy segura de que necesita hablar. A nadie puede hacerle bien guardarse tantas cosas dentro.
En cuanto estamos dentro, ella camina hacia el balcón en silencio, y la sigo. Desliza la puerta de vidrio, y salimos al pequeño patio. Era más pequeño que el mío, y estaba enrejado, lo que no permitía que se viera totalmente lo que había del otro lado. Me sorprendió encontrarme que su vista daba hacia un edificio con una calle debajo, y no hacia las avenidas como el mío.
A mi derecha hay una mesa con dos sillas, y por encima dos estantes con algunas plantas y flores. Kenzie deja la comida en la mesa, y busca una pequeña regadera para poner agua a sus plantas. La observo, totalmente encapsulada en sus pensamientos, con aquellos colores vibrantes que eran parecidos a los de las plantas.
¿O ya le has dicho que eres muy colorida por fuera pero estás muerta por dentro?
Niego con la cabeza, intentando quitar esa frase de mi mente. Me he peleado con Jude, cientos de veces, incluso con puñetazos y todo. Y no puedo recordar ninguna frase por parte de ninguno, que doliera como esa. Porque estaba dirigida hacia una herida muy profunda de Kenzie, y sabía que su madre no era la mejor del mundo, pero de eso había una gran distancia.
— ¿No quieres comer?— le pregunto.— Se enfriará.
— No tengo mucha hambre.— contesta sin mirarme, mientras riega lo que falta.
— ¿Son tuyas?— me acerco a los estantes.
Asiente:— Si, las colecciono.
No entendía mucho de plantas, pero eran todas diferentes. Hojas mas grandes, y mas pequeñas, con flores y con espinas. Había color, y también sobriedad. Era un pequeño jardín reducido a algunos estantes.
— Son muy bonitas.— digo sin saber muy bien que decir.
— Gracias.
La miro de reojo, y noto que no está igual que cuando nos fuimos. Algo pasa por su mente, atormentandola.
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Amor en Instantáneo (SIEMPRE #1)
Teen FictionEn la vida de Mackenzie Cass, nada es sencillo. Entre la constante lucha de su hermano contra las adicciones y una madre que ha decidido empezar de nuevo a miles de kilómetros de distancia, Kenzie siente que su mundo se desmorona. Pero hay algo más...