Capítulo 43

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NATHANIEL

  Creo que lo que pasó había sido la mayor vergüenza de mi vida.

Ni siquiera aquella vez que vomité por treinta minutos luego de ir a mi primer juicio y todos se burlaron de mi, podría superar la vergüenza que sentía en aquel instante.

No solo la madre de Kenzie nos había encontrado, sino que también me estaba mirando fijamente, como en un interrogatorio. Había pasado de ser el abogado que defiende a la victima, a el acusado sentado en una silla.

Mackenzie se había sentado junto a mi, de brazos cruzados, completamente enojada. No había hablado conmigo ni una palabra, y parecía querer quedarse así. Pues no conocía aquella faceta suya en donde se enojaba con la fuerza de mil soles, pero parecía estar viéndola.

Rick parecía más interesado en mirar el suelo, que en que su ex esposa fuese a sermonear a su hija por estar conmigo. Sobre todo, porque ella daba miedo cuando estaba enfadada.

— Te llamé el viernes.— suelta Victoria de golpe.

Mackenzie suspira como si se contuviese.

— Lo sé.

— No me llamaste de vuelta.— le reprocha.

Kenzie se encoge de hombros:— No creí que fuese importante.

— Si te llamo, tienes que atenderme, para eso te compré el maldito teléfono.— sigue diciendo.

— Lo siento.— murmura mirando el suelo.

— Pues no lo sientas, eso no arregla nada.— dice y me mira a mi.— Mucho menos lo que vi hace rato.

Kenzie se ríe:— ¿Y desde cuando a ti te importa lo que hago?

— ¿Disculpa?— su madre se ve ofendida.

— Ni siquiera me llamaste para Acción de Gracias, no te interesa mi bienestar.

— Estaba muy ocupada con el trabajo, y lo sabes Mackenzie.— dice mientras la mira con sus ojos azules muy abiertos.

— Pues si estabas tan ocupada, debiste quedarte en California.— contesta ella dolida.

— Kenzie, no le hables así a tu madre.— Rick la mira con la cabeza ladeada.

— No, déjala.— la mira mal.— Es una malagradecida. Soy yo quién te trajo a este mundo, ¿Lo sabías?

Me remuevo incomodo en mi asiento, esperando que la tierra me trague. Miro hacia un lado, y puedo ver que Kenzie está avergonzada.

— Ya dije que lo sentía, no puedo volver el tiempo atrás.— dice Kenzie más calmada.

Su madre pasa su mirada a mi y me quedo quieto.

— ¿Y que hay de ti, niño bonito?— pregunta en un tono sarcástico.— ¿Hace cuanto sales con mi hija?

Me enderezo en el asiento para responder. Esta mujer podría intimidar al mismísimo diablo.

— Casi cuatro meses, Sra. Williams.— contesto con educación.

— ¿Y sigues teniendo la costumbre de meter chicas en tu auto para acostarte con ellas o...?

— ¡Mamá!— chilla Kenzie avergonzada.

— Era pura curiosidad.— dice sonriendo.— Han pasado años y, por lo que veo, ya usas una cama en lugar de la camioneta.

Quería hundirme en lo más profundo del asiento, y simplemente morir.

Amor en Instantáneo (SIEMPRE #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora