Capítulo 1

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MACKENZIE

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MACKENZIE

El cielo era un lienzo pintado por el sol radiante, donde las nubes flotaban ligeramente, como si fueran burbujas de suave marfil. En la temporada veraniega, el cielo se vestía de azul celeste profundo, reflejando la frescura de la mañana y la intensidad del mediodía. Y luego, el sol se deslizaba suavemente hacia el oeste, dejando en su camino una raya de oro que ilumina la ciudad.

Pero, a pesar de ser así de bonito, el verano en Brooklyn era sofocante, un abrazo cálido que parecía no tener fin. Créanme, soy fanática del verano, pero aquí la acera alcanzaba temperaturas insospechadas, haciendo que el calor en las calles aumentara mucho más de lo normal. Era imposible caminar sin una botella de agua y muchísimo ímpetu.Para mi suerte, no me encontraba caminando por las calles. 

Pongo el aire acondicionado en veinticuatro grados y suspiro. El departamento es grande, no demasiado, pero lo suficiente como para no poder nunca mantenerlo tan frío como me gustaría. Mi padre se encuentra en shorts y sin remera, cocinando frente a mi. Es una imagen algo extraña, pero bastante común de ver dentro de estas cuatro paredes.

Simplemente él no era la persona mas refinada, y había muchas cosas que lo tenían sin cuidado. Una de ellas era andar sin remera por la casa, como lo estaba haciendo ahora. Podía ver a lo lejos como gotas de sudor caían por su frente, y mojaban un poco las puntas delanteras de cabellera marrón.

Tenía mucho más calor que yo, pero no me interesa. Eso le pasa por quedarse con un departamento con cuatro puertas: las habitaciones, el baño y la puerta principal. Todo el aire acondicionado viajaba alrededor de la cocina, sala de estar y comedor, desperdiciándose completamente.

Claro que no era él quién lo había elegido, sino mi madre. Era la casa con peor distribución que un arquitecto había hecho nunca, pero llevaba esos aires modernos de Nueva York. Claro que la casa había sido elegida años atrás, y porque nos habíamos mudado de golpe y sin demasiado interés o dinero como para pagar algo mejor.

Ya serían cuatro años de aquel fatídico momento.

Esta área de Brooklyn era lo suficientemente cara como para que nuestros vecinos fueran decentes, pero no lo suficiente como para toparnos con los millonarios que vivían en sus penthouse o pisos de lujo.

Giro mi rostro hacia mi padre, que larga una profunda exhalación mientras gira la comida para que termina de cocinarse.

— Casi está listo.— exclama sonriente al ver las hamburguesas semi crudas en la plancha.

Mueve sus cejas de arriba a abajo, sosteniendo la espátula en la mano con orgullo.

— Ya veo.— digo con una sonrisa.— ¿Quieres comer la vaca viva o prefieres que la degolle primero?

Las hamburguesas estaban muy crudas. Casi tanto, que parecían no haber estado casi veinte minutos cocinándose. 

Lanza una risa irónica:— Muy graciosa, pero este será tu almuerzo.

Amor en Instantáneo (SIEMPRE #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora