NATHANIEL
La cena termina con un total de cinco malos comentarios de parte de Cody, tres sonrisas falsas de mi padre y un total de veintiséis críticas por parte de Victoria. Desde el centro de mesa y los adornos de la casa, hasta la forma en la que Mackenzie decidió cortar el pollo en su plato. Todo pasaba bajo su constante escrutinio, pues nada parecía salvarse.
Y si, llevaba la cuenta, pues eran la cantidad exacta de veces que le había dedicado una sonrisa a Kenzie. Era mi forma de decir que la apoyaba, y que la noche terminaría pronto.
Para mi suerte, y la de todos los comensales sentados en la mesa, la velada llegó a su fin. Y, como no habían niños en la casa, siempre abríamos los regalos luego de la cena. Teniendo en cuenta que éramos bastantes, y que mis padres no escatimaban en cuanto a obsequios se trataba, el árbol estaba lleno.
Por otro lado, no podía evitar sentir emoción para saber que me había regalado Kenzie. Seguramente su regalo iba a ser mucho mejor que el mio, y era por eso que había decidido comprar tres cosas. Pues así podía asegurarme que al menos uno de los tres le gustarían. O al menos era lo que mi madre me había recomendado, ya que entendía más sobre ese tema.
— Quiero que sepas, que no te compré nada, cuñadito.— comenta Cody mientras nos levantamos de la mesa.
— Bueno, yo te compré una pequeña cosa.— le digo con una sonrisa.
— Que sean cigarros,por favor...— dice en tono de broma mientras cruza sus dedos.
Kenzie se ríe y rueda los ojos. Cody es un bromista nato, y ha hecho que toda la mesa por poco se atragante con sus elocuencias. Sin embargo, puedo notar que en ocasiones en realidad no controla muy bien lo que dice.
— Dime que le compraste algo bonito a tu madre.— dice mi padre en voz baja mientras caminamos hacia el árbol.
Respiro profundo:— Compré algo de tu parte y lo puse en el árbol. De nada.
No espero que diga nada mas, pues Kenzie me toma de la mano y vamos con los demás a mirar bajo el árbol. Nos sentamos en la sala de estar en los distintos sofás, mientras mi madre nos entregan las distintas cosas. Lucimos como una de esas comedias románticas navideñas que tanto le fascinan a Mackenzie.
El primer regalo es para mi padre, y se trata de una elegante corbata por parte mía y de Jude. Es verde oscura, y estoy seguro que muy costosa, como le gustan a él.
— No tengo una de este color, me encanta.— nos agradece contento.
Jude la había elegido, pues mi regalo de Navidad para él había sido el comprarle un regalo a mi madre de su parte. Me había ausentado cuatro años, y habían pasado Navidad todo ese tiempo sin mi. Sin embargo, en cuanto había puesto un pie en la casa, toda la responsabilidad volvía a recaer sobre mis hombros.
Era increíble.
Necesitaba mudarme, y cuanto antes. Necesitaba tomar un respiro de todo este asunto, pero sin la necesidad de irme a miles kilómetros.
Mi madre le entrega una bolsa a Jude, quien la abre emocionado. Es de parte de Kris, una linda camisa blanca con algunos detalles bordados. Al instante toma su móvil para enviarle un mensaje, para agradecerle. Victoria es la siguiente, que saca un bellísimo abrigo que es de parte de sus hijos y ex marido.
— Esta increíble.— mira a Rick.— Tu lo elegiste, me conoces tan bien.
— Es de todos.— comenta Rick haciendo énfasis en la frase.
Victoria rueda los ojos:— Se que lo elegiste tú.
Se ríe y mira a sus hijos. Cody se ríe con ella, pero Kenzie se remueve algo incómoda. Soy consciente que es probable que ella no haya comprado nada para su madre, pero tampoco la culpaba.
ESTÁS LEYENDO
Amor en Instantáneo (SIEMPRE #1)
Roman pour AdolescentsEn la vida de Mackenzie Cass, nada es sencillo. Entre la constante lucha de su hermano contra las adicciones y una madre que ha decidido empezar de nuevo a miles de kilómetros de distancia, Kenzie siente que su mundo se desmorona. Pero hay algo más...