NATHANIEL
— Nuestros tribunales tienen sus defectos, como los tienen todas las instituciones humanas, pero en este país nuestros tribunales son los grandes niveladores, y para nuestros tribunales todos los hombres han nacido iguales.— leo con voz firme.
Estiro mi dedo y paso de pagina, mientras Kenz se acomoda sobre mi. Llevamos más de una hora en esa posición, y no me quejaba: se encontrada acostada sobre mi, mirando el libro que tenía en mis manos.
Matar a un ruiseñor, de Harper Lee.
Kenz se ríe:— Suenas como todo un abogado cuando dices eso.
—Lo soy.— contesto con superioridad.
No la veo, pero se que ha puesto los ojos en blanco.
— Sigue, la historia es entretenida.— dice apretando con suavidad mi brazo en donde tenía la cabeza apoyada.
Sonrío y sigo leyendo.
— No soy un idealista que crea firmemente en la integridad de nuestros tribunales ni del sistemade jurado; esto no es para mí una cosa ideal, es...— me detengo a mitad de la frase, cuando siento la mano de Kenzie acariciar mi costilla por sobre mi camisa.
— ¿Por qué paras?— pregunta con inocencia.
— ¿Qué haces?— pregunto en voz baja.
— ¿Qué hago con que?
Suspiro:— Estás tocándome.
Kenz gira su cabeza hacia mi, y se ríe:— Estaba haciéndote una caricia.
— Ajá...
— ¿No te gustó?— pregunta haciendo un puchero.
— Ah, si, me gustó.— digo cerrando el libro y apartándolo.— Tal vez demasiado.
La tomo de la cintura, y la muevo hacia mi. Su pecho queda contra el mío, y su rostro peligrosamente cerca de mis labios. Kenz me mira en silencio, con el rostro serio, y mis manos aprietan su cintura ligeramente, atrayéndola hacia mi.
— ¿No quieres seguir leyendo?— pregunta.
— Prefiero hacer esto.
La beso, y sus manos se apoyan con suavidad en mi pecho, relajando todo su peso contra mi. Mis manos bajan hacia la parte de su cintura, y clavo las yemas de mis dedos en su trasero, apenas rozándolo.
Habíamos estado toda la semana ocupados y, ahora que por fin era sábado, se sentía más que bien volver a estar con Kenzie. El caso en la corte de la semana siguiente me tenía demasiado ocupado, pero intentaba no pensar en ello.
— Creí que querías leerme el libro.— dice despegando su boca de la mía.
— Así es.
Había querido dárselo para leer, pero como sabía que le costaba bastante, había optado por leérselo yo en voz alta. Kenz había aceptado sin problema; parecía confiada para hablar conmigo sobre su asunto de la dislexia.
— No me dijiste porque te gusta tanto aquel libro.— contesta rozando su nariz con la mía tiernamente.
— Porque el abogado protagonista, Atticus, es la imagen de la justicia y la moral.— le cuento.— Y fue la razón por la que decidí finalmente convertirme en abogado.
Había leído el libro cuando tenía dieciséis años en la escuela, y en verdad había cambiado mi perspectiva sobre la abogacía y el defender a una persona. Me había enamorado de la historia, a pesar del racismo e injusticas que exponen. Me di cuenta que podía cambiar todo aquel mal en el mundo, si aportaba mi grano de arena.
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Amor en Instantáneo (SIEMPRE #1)
Teen FictionEn la vida de Mackenzie Cass, nada es sencillo. Entre la constante lucha de su hermano contra las adicciones y una madre que ha decidido empezar de nuevo a miles de kilómetros de distancia, Kenzie siente que su mundo se desmorona. Pero hay algo más...