MACKENZIE
Me observo en el espejo y hago una mueca. En verdad no me gustaba como me quedaba aquel bañador. A decir verdad, ningún bañador me agradaba. Pero cuando había visto este deportivo en la tienda, decidí comprármelo. Usualmente, utilizaba shorts de jean y jamás me los quitaba, pues tampoco es que fuese demasiado afecta a meterme al océano.
O a quitarme la ropa frente a los demás.
— Kenz.— me llama mi amiga y yo me volteo a verla.— ¿Quieres usar uno de los míos?
La observo durante un instante. Llevaba puesto un bikini rosa de dos piezas, extremadamente pequeño, que hacia lucir bien sus curvas. Sin embargo, sabía que si yo me ponía algo así, la gente me miraría muy de cerca.
— Gracias, pero sabes que no uso ese tipo de bikinis.— digo en voz baja.— Hace que mis piernas se vean demasiado delgadas.
Existía otra razón, solo que Kristen no la conocía.
— Yo creo que te verías increíble.— me alienta.— Pero debes sentirte segura con lo que lleves.
Miro el bikini negro de dos piezas, la parte superior unos triángulos, la inferior un short negro que me cubría todo el trasero. Mi delgadez siempre había sido parte de mi, y cuando llevaba ropa no me molestaba, pero en bañador... me sentía expuesta.
Mi madre solía llamarme palo de escoba de niña, y ese trauma había quedado conmigo.
— Tal vez mañana.— digo intentando no lucir insegura.— Es que, bueno... no quiero verme mal.
Kris sonríe:— ¿Te preocupa que a alguien pueda no gustarle?
Sonrío de vuelta avergonzada. Me preocupaba un poco que, al verme sin ropa, se llevara una decepción sobre que había debajo. Pues como dijo Victoria cuando se operó el busto: a ningún hombre le gusta tocar huesos.
Mackenzie, basta, deja de torturarte.
Era un trabajo de todos los días intentar erosionar todas aquellas cosas que mi madre lanzaba contra mi de niña. Tenía que respirar hondo, y recordar que a Nate le gustaba tal y como era. Pero lo mas importante: tenía que recordar gustarme a mi misma.
— Kenzie, en verdad, no te preocupes.— me alienta mi amiga.— Estoy segura de que a Nate le agradará lo que vea.
Asiento:— Si, estoy segura de que si.
— Ahora, vámonos, o los Miller van a demandarnos.— bromea y nos ponemos unos vestidos playeros.
Salimos de la casa a toda velocidad, y nos unimos al grupo. La casa está a una cuadra del mar, por lo que siempre vamos caminando. Está atardeciendo, y probablemente no nos metamos al agua, pero me encanta ver el océano de todas formas.
No traía mi cámara, pero definitivamente daría un paseo luego para tomar algunas fotos. No me agradaba meterme en ella, pero ver la inmensidad del mar siempre me reconfortaba.
— ¡Al fin!— exclama Jude y le da la mano a Kristen.— Ya era hora.
Comenzamos a caminar calle abajo, y yo miro a Nate de reojo, quién parece de muy buen humor. Al menos considerando lo celoso que se había puesto hacía tan solo unas horas.
— Ay, por favor, tu te miras horas en el espejo ante de ducharte.— dice Kris y todos nos reímos.
— Ahora entiendo porque te tardas tanto en el baño.— bromea Nate.— Siempre pensé que hacías... otras cosas.
— ¡Nathaniel Leopold Miller!— exclama Sophie enfadada.
Lanzo una carcajada sonora:— ¿Tu segundo nombre es Leopold?
ESTÁS LEYENDO
Amor en Instantáneo (SIEMPRE #1)
Teen FictionEn la vida de Mackenzie Cass, nada es sencillo. Entre la constante lucha de su hermano contra las adicciones y una madre que ha decidido empezar de nuevo a miles de kilómetros de distancia, Kenzie siente que su mundo se desmorona. Pero hay algo más...