MACKENZIE
Por mucho que me esfuerce por evitarlo, Nate lo ha notado. Puede ver lo mal que me siento cada vez que veo a Jude y Kristen juntos. Así que solamente actuó como si no me afectara, y las personas no parecen notarlo. Aunque hay momentos en los que los tres convivimos como amigos, y se olvida que están juntos; como cuando andamos en el instituto, o cuando vamos de vacaciones con amigos de Jude.
No siempre son malos momentos. Hay muchos buenos, y me alegro de tenerlos como mis amigos, pues no soy la mejor socializando. Creen en ocasiones que soy extraña.
Y si lo soy, a mi manera. Pero no lo hace malo.
En cuanto todos terminamos nuestra cena, los meseros retiran los platos. Es algo raro que tengan meseros en ocasiones especiales. Sobre todo, que aunque vivamos al lado, nuestras vidas sean tan distintas.
Todo el mundo en la fiesta vestía atuendos costosos, y yo llevaba un vestido que había comprado de segunda mano.
Pero después de todo, íbamos a la misma escuela y compartíamos edificio.
Pronto servirán el postre, pero no tengo hambre. He estado toda la tarde viendo a Jude y Kris dándose besos, riendo, y haciendo como si no existiese. Era suficiente por hoy. Haber estado tanto tiempo separados los había hecho entrar en un extraño estado de abstinencia y pegarse como un chicle a un banco de preparatoria.
Aunque cada tanto, podía ver como Kristen también se sentía fuera de lugar. Ella tenía solo a su madre, quién perdía los empleos constantemente y se dedicaba a meter hombres a su casa. Se pasaba la mayor parte del día con Jude, y en mi casa, intentando escapar. Tampoco la culpaba, yo sabía lo que era tener una madre terrible.
Sin embargo, a diferencia de mi, a Kristen si le gustaba esta vida. Lo que la hacía la pareja perfecta para Jude, aunque por momentos me costara admitirlo en voz alta. Ellos eran el uno para el otro, y eso no estaba a discusión.
Levanto mi vista y me encuentro con los ojos de Nate, quien hace un movimiento de cabeza, indicándome salir de la mesa. Frunzo el ceño, y él se retira con delicadeza, intentando no llamar la atención de su madre. Para su suerte, Sophie no lo ve.
No entiendo porque se va, después de todo, esta es su fiesta.
¿Me ha hecho una seña para que lo siga? No estaba muy segura. Quedaría como una idiota si no era así, pero la curiosidad era mas grande.
— En un momento vuelvo.— le digo a mi padre levantándome de mi silla.
Él, que charla animadamente con una mujer y su esposo, solamente me dedica una sonrisa. Al menos alguien estaba pasando un buen rato.
Camino hasta donde Nate había ido, y salgo al balcón. Es bastante grande, y tiene un pequeño sillón en el cual se encuentra sentado. Es idéntico al mío, solo que en este no hay cientos de plantas que regar.
— Creí que no vendrías.— dice con una pequeña sonrisa.
Me siento junto a él, y se reclina para quedar mas cerca. Yo no me alejo, simplemente subo las piernas al sillón y las atraigo a mi pecho. Acomodo mi vestido para que nada se vea y suspiro.
— Estaba aburrida.— confieso encogiéndome de hombros.
Desde el balcón de su pequeño apartamento en Brooklyn, se puede contemplar la espléndida vista del cielo nocturno. La ciudad se ilumina con una variedad de luces que parecen un río de brillantes estrellas en el firmamento. El cielo nocturno es un tapiz de purpura y azul profundo, con un toque de rosa en el horizonte. Las nubes, delicadas y ligeramente iluminadas, parecen flotar en el cielo, como si fueran fantasmas en busca de paz.
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Amor en Instantáneo (SIEMPRE #1)
Teen FictionEn la vida de Mackenzie Cass, nada es sencillo. Entre la constante lucha de su hermano contra las adicciones y una madre que ha decidido empezar de nuevo a miles de kilómetros de distancia, Kenzie siente que su mundo se desmorona. Pero hay algo más...