NATHANIEL
Mackenzie estaba completamente apagada. Era como si hubiese presionado un interruptor, y de golpe, estuviese en una especie de hibernación con el resto del mundo. Todo aquel destello en sus ojos, ese brillo que irradiaba adonde quiera que fuese, simplemente se había extinguido.
Y no la culpaba por eso.
Había ido a verla apenas minutos luego de la pelea con su madre. Los gritos se escuchaban hasta mi apartamento, y me habían preocupado. Con mi madre fuimos a investigar que había pasado, pues esperábamos encontrarnos con una pelea familiar sin demasiada importancia. Pero nada estaba mas lejos de la realidad.
Mackenzie estaba destrozada cuando llegamos. Lloraba como si no hubiese un mañana, y no lograba comprender lo que decía con aquella tristeza llenándole los pulmones. Estaba comenzando a desesperarme, cuando lo vi: la cámara.
Su madre había roto su cámara.
Los detalles de la pelea no eran necesarios, y Kenzie parecía no estar muy dispuesta a contarme lo sucedido, así que le di tiempo. La llamaba, pero apenas si manteníamos una conversación; los mensajes de texto escaseaban, y lo único que hacía era estudiar para sus exámenes finales.
Jude me había dicho que parecía estar en piloto automático: existía, pero sin procesar lo que había pasado.
Cinco días después del incidente, ya comenzaba a alarmarme. Lo que parecía ser un malentendido entre madre e hija, se estaba convirtiendo en un pozo sin fondo para ella. Y no podía sentarme a esperar que se le pasara, porque no parecía ser lo que necesitara.
Toco timbre en el apartamento, y aguardo a que respondan. Es Cody quién abre la puerta minutos luego, con una sonrisa en el rostro, y un cigarro entre los dedos.
— ¡Mi Miller favorito!— exclama y se hace a un lado.— Pasa, por favor.
Entro en la casa, y Rick me saluda desde el sofá con un ademan, sin demasiado interés en mi presencia. Cody cierra la puerta, y se va a la cocina, sin volver a mirarme.
— Está en su habitación.— comenta abriendo el refrigerador.— Siéntete como en casa.
Le sonrío antes de ir a su cuarto, y golpear la puerta. No hay respuesta, por lo que asomo mi cabeza, y la observo con una media sonrisa. Esta recostada sobre la cama, con sus libros abiertos, y auriculares puestos. Totalmente aislada del mundo, no logra verme hasta que me siento en a cama junto a ella, y la sobresalto.
— Dios, Nate, que susto.— exclama quitándose los cascos.— ¿Que haces aquí?
— Vine a verte.— comento con un tono de voz casual.— No respondiste mi último mensaje.
Suspira:— Estaba estudiando.
La miro fijamente, y ella aparta la vista. Se avergüenza de lo que ha pasado, puedo sentirlo. Quizás porque su reacción no fue la que hubiese querido, pues largarse a llorar no había solucionado demasiado las cosas.
Pero yo no la juzgaba. Quería estar con ella, pero no me lo permitía.
— Kenzie.— la llamo y me mira de reojo.— Habla conmigo.
Se sienta en la cama y mira sus manos, pensando en que decir.
— La cámara está rota.
Asiento:— Lo se.
— He ido a seis lugares, y no hay repuestos.— completa con tristeza.— Y yo no... no tengo dinero para comprar una nueva.
Nos quedamos en silencio.
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Amor en Instantáneo (SIEMPRE #1)
Teen FictionEn la vida de Mackenzie Cass, nada es sencillo. Entre la constante lucha de su hermano contra las adicciones y una madre que ha decidido empezar de nuevo a miles de kilómetros de distancia, Kenzie siente que su mundo se desmorona. Pero hay algo más...