Capítulo 17

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NATHANIEL

La había cagado. Y bastante feo.

Aunque en el momento que lo dije no me pareció tan mal lo que hacía, supe que si lo era cuando Kenzie me vio a los ojos con decepción. Sentía que la había traicionado, y no la culpaba por ello. Se me había ido la lata cuando la vi echa un manojo de nervios. Y es que ella no era así por lo general: siempre parecía tan segura de si misma, confiada cuando hablaba conmigo.

Pero cuando comenzaron a presionarla y la acorralaron con lo de la lectura, fue la primera vez que la vi frágil. Parecía haber retrocedido en el tiempo, y ser la niña de catorce años que se escondía en el pasillo para que nadie la molestara. Y eso sencillamente me hizo explotar.

Niego con la cabeza y vuelvo a girar la página a la anterior, intentando concentrarme en la hoja frente a mí. Se suponía que estudiar iba a distraerme, pero no lo hacía. Estaba leyendo la misma pagina de leyes una y otra vez, y no podía recordar ni una sola palabra de ella.

Me estaba castigando. Me estaba torturando a mi mismo con el rostro de Kenzie lloroso huyendo de la fiesta, y eso no me dejaba avanzar. Pero no podía volver el tiempo atrás, ya no había nada que hacer. Habían pasado cuatro dias: Mackenzie no quería hablarme, Jude tampoco, y mi madre también parecía algo molesta. Luego de eso, tuvo que salir a dar el discurso afónica, y ella creía que eso ocasionó que la subasta no fuese tan exitosa como ella quería. No creo que eso tuviese nada que ver con el resultado, pero ella era terca como una mula.

Oigo la puerta de la entrada abrirse, y me asomo por la puerta de la habitación. Son Jude y Kristen, quienes hablan animadamente. La rubia me ve y hace una seña que no logro comprender. No la conocía demasiado, pero era amiga de Cass, eso me conformaba.

— Voy al baño, ya vuelvo.— dice a Jude y mi hermano se mete en la cocina.

Vuelvo a sentarme en mi escritorio y Kristen aparece en mi habitación. Comprueba que Jude no la ha visto, y cierra con cuidado la puerta. Sus ojos marrones me miran molestos cuando oigo el pistillo de seguridad.

— Que idiota eres.— comienza diciendo.

— Bueno, gracias por venir a mi habitación a insultarme.— bromeo.

— No he venido a insultarte.

— ¿Que quieres?

— Ayudarte.— responde para mi sorpresa.

— ¿Ayudarme?— apoyo mi codo en la mesa y luego mi barbilla en mi palma.— Soy todo oídos.

Suspira:— Escucha, Kenz está super enojada.

— Eso ya lo sé.

— Y tiene razón en estarlo.— me recuerda.— Tu abriste tu boca, y compartiste su mas preciado secreto.

— Eso tambien lo se.— alzo mi ceja.—¿Tu punto?

— Por algun aparente motivo, tu le agradas. Y no es una persona que le agraden los chicos con facilidad.— se ríe.— Creeme, lo se mejor que nadie.

Pienso en como ni siquiera sospecha la atracción de Mackenzie hacia Jude, y retengo mi risa.

Frunzo el ceño:— ¿Yo le agrado?

— Si, quiero decir, como algo más que un amigo.— alza sus cejas.

— ¿Ella te dijo eso?— pregunto más entusiasmado de lo que pretendía.

Se ríe:— Y por lo que veo, ella también te gusta.

— Yo no dije eso.

— Nate, vamos, se que se besaron, me lo contó ayer.— dice en un tono mas bajo.— Y se que Jude no tiene que enterarse, porque se enfadará con ambos.

Amor en Instantáneo (SIEMPRE #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora