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Son mediados de 1943, las misiones de los comandos aulladores liderados por el Capitán América han sido éxito tras otro. Cada vez Hydra retrocede sin tener opciones, mientras que cráneo rojo sigue sin dar la maldita cara.

Howard tuvo la orden de mejorar gran cantidad de armas para los batallones y especialmente para los comandos Aulladores. Además de eso se ofreció a hacer una motocicleta con mayor tecnología para Rogers.

Mientras hacía unos detalles en la motocicleta, Peggy entró deprisa, estaba bastante lastimada y Howard se alarmó rápidamente al ver a su amiga en tal estado.

—Peg, ¿Qué sucedió?

—Sólo ven—contestó con mucha prisa mientras lo agarraba del brazo—llegaron muchos heridos y necesitamos más manos.

Howard quedó estupefacto mientras la seguía—Peg se arreglar maquinaria, no personas. Creo que escoges la persona menos capacitada para esa clase de tarea... hablo enserió.

—Te asignaremos con alguien, solo sigue lo que te dicen y es todo. Vamos, necesitan ayuda.

El Stark no pudo discutirle más, lo único que pudo decirle que fuera también ante un médico, podía ver cierta sangre sobre ella. A veces ella iba con los comandos aulladores, para estar en algunas misiones, a veces se quedaba pensando demasiado, formando algún escenario imaginario donde su amiga no iba a poder regresar porque era la maldita guerra.

Peggy le explicó que también habían otros soldados aliados, así que necesitarían de un traductor. Bueno, eso si lo puede hacer Howard con más confianza, sabía ciertas lenguas, sin embargo no todas. Cuando estuvo bajo el cargo del médico este lo miro con cansancio, casi decepción, como si dijera, ¿Enserió no encontró a alguien más? Howard por ello casi se retira, pero, eran vidas humanas que se jugaban aquí. La guerra ha sido despiadada estos años, deben hacer lo que pueda.

Howard hubiera pedido tener otra ropa ese día, aunque ya estaba cubierto de aceite en ciertas partes porque estuvo trabajando en el taller, tener sangre encima y que no sea suya fue repugnante.

Algunos aliados eran de Francia, polacos. No tuvo problemas con ellos, solo le aterraba hacer alguna tontería que matará a alguien por accidente. Pero gracias a Dios siempre tenía algún paramedico a su lado que le indicaba que debía hacer para no meter la pata.

Cuando llegó con otro soldado que le asignaron, surgió un problema. No sabía que lengua hablaba. Podía ver algunas heridas superficiales, pero si tenía otro tipo de dolor o otra cosa, no sabría. Además que hablar con ellos es una manera de tranquilizar a los soldados, quizás por eso Peggy lo quería aquí. Suele hablar mucho, pero sabe que eso es un buen distractor cuando te estás muriendo literalmente del dolor.

【 тнє νιѕιтσяѕ 】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora