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Peter, Harley y Visión, se habían encontrado por accidente la gema del tiempo, de pronto esta hace un gran destello por la relación con la gema de la mente y los transporta al pasado.
Justamente después de la segunda guerra mundial.
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Los dos días que pasaron para los preparativos del funeral de María, habían pasado casi rápidamente y silenciosos. Howard con la poca energía que tenía, pudo organizar algo, teniendo ayuda de Jarvis y Peggy.
Ese día, la mañana parecía brillante pero, se sentía diferente. Sabías que era diferente solo por el ambiente que se desarrollaba.
Howard pudo contactar con las personas que ayudaron a María en el embarazo, para que pudieran venir al sepelio. También busco información sobre como hacer el funeral en la tradición irlandes o parecida a ella.
Pero dejando eso de lado, miró a sus hijos, estaban dormidos en los carritos que le consiguió. Ajenos a todos, inocentes, sin saber que no crecerían sin su madre por el destino cruel. Otra vez lloró por ese pensamiento.
—Les prometo. Que estarán bien... Lo prometo, María—Susurró y acarició las mejillas de sus hijos—Estaremos bien.
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En otra parte, Peter se miró a si mismo frente al espejo de la habitación. No era la primera vez que tenía un traje negro, para una misma razón. Quisiera que hubiera sido para alguna boda en vez de esto, pero esto le recordaba dolorosamente cuando su tío murió. Harley llegó a su lado, con un solo gesto le dijo que debían irse.
—¿Qué pasará cuando debamos irnos? —Peter miró a Harley—¿Estarán bien?
Harley bajó la mirada un momento y lo miró nuevamente—Es lo mejor que podemos pensar. Que ellos estarán bien.
Peter no dijo nada más.
Visión apareció ante ellos—Chicos, no debemos demorar. Vamos.
Los chicos siguieron al androide para ir al sepelio.
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Jarvis fue a buscar a su señor, quien estaba en el jardín con los niños. Howard cuando lo vio supo que era momento de irse, así que con su ayuda llevaron a los pequeños. Harían el funeral en el gran salón de la mansión, no quería que fuera en una iglesia con todas las miradas. Quería que todo fuera privado.
Howard casi intenta regresar sus pasos cuando vio a su prometida en el ataúd. Tenía un vestido blanco, en sus manos tenía una pequeña cruz y su frente era adornado por un tipo de diadema con perlas, junto a una pequeña cruz. Pero con un pequeño esfuerzo paso adelante, donde estaban la mayor parte de los presentes, todos empleados de la casa Carbonell.
También vio a los chicos, en ese momento pensó que sería bueno estar a su lado para pasar el sepelio. Howard apenas les dio una mirada agradecida y Peter le asintió comprensivo.
