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Peter, Harley y Visión, se habían encontrado por accidente la gema del tiempo, de pronto esta hace un gran destello por la relación con la gema de la mente y los transporta al pasado.
Justamente después de la segunda guerra mundial.
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Había amanecido, como ya se había hecho una costumbre, Visión y Jarvis cocinaban el desayuno. El inglés sólo tenía algo de resaca por lo de anoche, ya había bebido un poco de té para calmar el malestar. En instantes recordaba lo que sucedió anoche, pero luego debía ocuparse de otras cosas porque recordaba su tacto en el cuerpo ajeno. ¿Por qué seguía pensando tanto en eso? Visión por su parte solo veía en silencio, analizando su comportamiento.
Los chicos ayudaban a Howard con los bebés, como siempre y los niños solo sonreían por las atenciones. Howard recordó lo que había pasado anoche, no sabía porque lo pensaba demasiado si no era para tanto. Sólo fue un baile. Nada fuera de lo normal. Bueno, bailó con Jarvis, pero es su amigo, nada malo.
—¿Howard?—llamó curioso Peter por el comportamiento pensativo del mayor.
Este se sobresaltó un poco y lo miró con una media sonrisa—¿Si?
—No, nada. Solo lo veía algo extraño—le dijo sincero antes de salir de la habitación con Tony en brazos.
Howard se dijo a sí mismo que debería controlar más su pensamientos y salió de la habitación con Arno en brazos, siendo seguido de Harley.
Por otro lado, Daniel estaba, ¿discutiendo? Con Jack, era algo que hacían últimamente. Discutir por tonterías.
—Vamos Jack, debes hacerlo. Lo has pospuesto, ¿Cuánto? Literalmente los dos meses que tienen los niños.
—Yo… —Jack no terminó sus palabras y se apoyó en la pared—No lo sé, no sé porque lo veo tan complicado.
Daniel inclinó su cabeza mostrando su descontento en su rostro—Dime que esto no es por orgullo. Estarías pasando la raya de lo ridículo.
—¡Oye!
—¿¡Es acaso eso!?—Le gritó molesto.
Jack bajó la mirada—Lamento ser un caso sin solución, Sousa.
Esta vez Daniel quedó sorprendido por las disculpas del rubio. Vale, eso era nuevo, entonces debe haber algo más que solo el orgullo de Jack.
—¿A qué le temes, Jack? ¿Hay algo que no me estás diciendo?
Jack no lo miraba y luego mencionó—¿Qué sucederá si no me perdona? He estado bajo su casa por dos meses y siento que vivo a un lado. Sé que vine para ayudarle… pero siento que no es la solución al problema. ¿Qué hago si no me perdona?
—No podrías hacer nada, si eso pasa.
—Pero estoy pidiendo perdón.
Sousa suspiró y le explicó—Hay veces que simplemente el perdonar no es obligatorio, pero si la persona en verdad lo siente está bien, pero es su derecho si perdonar o no. Por lo menos tú, tienes la verdadera intención de disculparte. No pidas o ruegue que te perdone, solo hazlo, de corazón.
