Bakugō Katsuki ◈ Boku no Hero Academia

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«Hermanita del diablo»

El rubio se encontraba en casa de _______, una de sus amigas y compañeras con quien había decidido estudiar para el próximo exámen. Ambos se hallaban en la habitación de la chica, pero entre ellos había una pequeña intrusa que probablemente no los dejaría estudiar tranquilos. Una chiquilla que tenía grandes planes para divertirse y molestar a esa pareja de buenos amigos.

—¡_______, por favor! Prometiste que ibas a jugar conmigo —lloriqueaba la hermana menor de la joven.

—Pero no hoy, lo siento tenemos que estudiar.

La menor infló sus mejillas mientras cruzaba sus brazos, mostrándose molesta. Todo era parte de un acto, después de todo no iba a rendirse tan fácil. Siguiendo su papel de niña, insistió e insistió buscando fastidiar a su hermana hasta que aceptara jugar con ella.

—¡Bakugō, dile algo! Juguemos los tres, por favor —volvió a decir, poniendo ojitos de cachorro.

—A mi no me metas en estas cosas —respondió el rubio restándole importancia.

La más pequeña soltó un bufido de frustración, esos dos eran difíciles de convencer. Aún así, fue persistente y no se rindió, rogándole a ambos por un poco de atención. Se abrazó a la pierna del rubio, aunque éste solo continuó caminando como si nada. Y por último, amenazó con llorar siguiendo con el capricho.

—¡Está bien! Pero solo por diez minutos —se rindió la hermana mayor.

—¡Eso es suficiente!

La pequeña saltó de emoción con una radiante sonrisa en su rostro. Todo su llanto o enfado desapareció de un segundo a otro como por arte de magia.

—¡Entonces juguemos a la familia! _______ será la mamá, Bakugō el papá y yo seré la hija —explicó ella con emoción—. Me gustaría ser la mamá pero no quiero que mi hermana se ponga celosa.

—¡Si serás, mocosa! —exclamó la mayor.

Katsuki soltó una risa nasal observando como su compañera intentaba atrapar a la niña que correteaba a su alrededor. Le era divertida la escena y también se sentía un tanto satisfecho al oír el comentario travieso de la más pequeña.

Luego de unos minutos, las hermanas dejaron de perseguirse para intentar comenzar con el juego, tal como habían acordado. Sin embargo, el sonido del teléfono de la casa interrumpió su momento. _______, como la mayor y responsable, tuvo que marcharse de la habitación por un rato para así atender la llamada.
Durante esos minutos, el adolecente y la niña se quedaron solos, pero ella sabía que por más que no esté su hermana podían seguir jugando sin problemas.

—¡Papá, levántate! —dijo la menor cumpliendo su rol.

—¿Ah? Yo no estoy, el padre está en el trabajo. Déjame en paz.

Katsuki no tenía ninguna intención de formar parte de sus juegos infantiles, por lo que solo se quedó sentado en el suelo revisando algunas notas de su cuaderno de clase. Pero esa pequeña no se iba a rendir; perder era lo último que tenía pensado hacer. Con un semblante serio, cruzó sus brazos por sobre su pecho y miró fijamente al rubio para así lanzar su ataque especial.

—Si no juegas, le diré a _______ que le estabas mirando el trasero.

El chico explosivo la miró incrédulo, alzando una de sus cejas e intentando no perder su poca paciencia. Solo pudo pensar en que esa mocosa tenía agallas y que no tenía idea de con quien se estaba metiendo.

—¿Eso es una amenaza, maldita mocosa? —preguntó con una sonrisa de terror.

Poco antes de que una guerra comenzara entre esos dos, _______ regresó notando fácilmente el ambiente de batalla que había en su habitación. Extrañada miró a ambos intentando comprender la situación, sin obtener resultados; aunque tenía la ligera sospecha de que su hermanita había fastidiado a su compañero.

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