✘ Ban ◈ Nanatsu no Taizai ✘

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«Una noche»

Un amor unilateral había crecido dentro de _______ hacia uno de sus compañeros, Ban, el pecado de la codicia del zorro. Con el paso de los años había desarrollado un sentimiento que se volvió muy fuerte y duradero dentro de su mente y corazón, como así también nunca resultó ser recíproco. Aquella mujer era una de las pocas que sabía su historia, su trágico pasado junto con la guardiana de la fuente de la juventud en el bosque del rey hada. Sabía que su compañero de cabellos azul pálido la amaba demasiado y la mantenía en su mente día y noche. Desde los orígenes de los siete pecados hasta la separación y luego el reencuentro pasados unos cuantos años, sus sentimientos por aquel hombre aún prevalecían.

Ambos se encontraban en un pequeño pueblo cercano al reino de Liones, habían ido allí por ciertas amenazas y para ayudar a las personas que vivían allí. No era algo muy grave, por esa razón solo fueron ellos dos.
El sol se había ocultado y necesitaban un lugar donde descansar para regresar al otro día junto con sus amigos. Para su suerte, encontraron una posada donde dormir esa noche. Sin embargo, la suerte no fue mucha. La señora que atendía el lugar les ofreció una de las pocas habitaciones que le quedaban, confundiéndolos con una pareja y entregándoles un cuarto con solo una cama para dos. Ninguno tenía las energías suficientes como para ir a reclamarle aquel detalle a la anciana, por lo que se quedaron allí sin importar nada.

________ fue la primera en acostarse notando como Ban se sentaba en el suelo recargando su espalda en la pared, al parecer planeaba dormir allí. A decir verdad, esas acciones molestaban un poco a la chica, solo era compartir la cama —y volviendo a mencionar que era para dos— no es como si fuese a suceder algo más entre ellos; ya había quedado claro que algo así nunca sucedería. Ella pensaba que si había gastado su dinero era para que ambos descansaran cómodos y no iba a permitir que durmiese en el suelo.

—¿Eh? Déjame aquí —se quejó el de ropas rojas mientras era arrastrado por su compañera.

—No voy a dejar que duermas en el suelo, si lo haces, me devuelves el dinero —habló ella sentando al hombre sobre la cama.

Ya logrado su objetivo, lo empujó con fuerza para que se acostara de una vez por todas. Ban, sin razón alguna, tomó la cintura de la mujer intentando mantener su equilibrio provocando que ambos cayeran sobre la suave cama. ________ estaba sobre él sintiendo como su mano aún seguía en la misma posición, sus cuerpos estaban ligados teniéndose más cerca que nunca. El corazón de la chica latía con rapidez, mientras que un extraño calor la envolvía poco a poco; su mente comenzaba a pensar en situaciones no muy apropiadas, dando paso a los deseos y tentaciones que llegaban a su cabeza.

Con su rostro ardiendo, se hizo hacia atrás unos centímetros para observar la expresión del hombre bajo ella. Su aspecto era normal, como si nada importante estuviera sucediendo, aunque sus pensamientos no decían lo mismo. Sus ojos escarlata viajaban por el rostro de ________ analizando cada facción, se perdía e intentaba evitar mirar sus labios pero una extraña fuerza de su interior se lo impedía. Poco a poco su mente cedía ante la tentación y cada vez más lo invadía el deseo de probarlos. Sin embargo, existía una resistencia en él que buscaba la manera de deshacerse de todos sus impuros pensamientos.

—¿Qué haces? —preguntó en cuanto notó que el rostro de su compañera se acercaba cada vez más al suyo.

Ella ya no lo soportaba, solo deseaba experimentar la sensación de besarlo y dejarse llevar por la pasión. En un momento como ese, todo pensamiento sobre su decencia se quemaba con el calor que su cuerpo emanaba. Su mente solo se enfocaba en lo que quería conseguir, ignorando toda negación o excusa para detenerse.
Sus deseos se cumplieron, sus labios se unieron en un beso, aunque el de cabello corto no correspondía. Sabía que no sería tan fácil, al menos ya había conseguido un avance. A pesar de todo, anhelaba que Ban acompañara sus movimientos convirtiendo el momento en uno pasional para los dos.

—Olvídala, olvida a Elaine por solo una maldita noche —susurró sobre sus labios expresando su molestia.

Antes de volver a besarlo, observó fijamente a su compañero. En su rostro se leían las dudas que lo invadían, y en sus ojos cómo el deseo lo carcomía por dentro. Una sonrisa de satisfacción se dibujo en ella, estaba haciéndolo caer de manera lenta. Como un impulso salido desde lo más profundo de su ser, Ban volvió a besarla con intensidad e incluso abriéndose paso para hacer un encuentro inesperado de sus lenguas. La codicia se hacía presente por cada segundo que pasaba.

La mujer estaba sorprendida por sus repentinos actos y a la vez complacida. No tardó en seguirle el ritmo con lujuria, solo ansiaba no detenerse. Mientras, sus piernas decidieron obtener más comodidad para continuar, colocándose a ambos lados del cuerpo del hombre trayendo consigo más roces placenteros. Las manos de él continuaban en su cintura acariciando su espalda de arriba a abajo, intentando sentirla cada vez más; mientras las de ella viajaban lenta y de manera provocativa por el torso desnudo de su compañero. Acariciaba sus tan detallados músculos notando el sudor que producía por la temperatura de ambos.

—Ya basta —suplicó con voz jadeante.

—¿Y lo dices ahora? Si en verdad quisieras detenerte, ya lo habrías hecho, Ban.

Al parecer existía una parte de él que aún no se rendía, aunque no tardaba mucho para que lo hiciera. ________ estaba excitada, no planeaba detenerse y sabía que él tampoco. Una vez más, la joven se inclinó en busca de los labios del de cabello azul pero con tan solo un movimiento hizo que ambos expresaran su placer. Disfrutando del contacto, movió sus caderas en diferentes direcciones colmándose de satisfacción. Las manos del chico se posaron sobre ellas acompañando sus acciones, sintiendo sus intimidades palpitar pidiendo a gritos por más. Jadeos y suspiros se oían entre ellos deseándose de una manera inimaginable.

La paciencia desaparecía, al igual que las ropas que cubrían sus cuerpos. Lentamente se acariciaban quitando los últimos ropajes. ________ sentada sobre el regazo de su acompañante, con sus brazos extendidos mientras él deslizaba las vestimentas superiores hacía arriba deshaciéndose de aquel estorbo. Acercaba su rostro a su abdomen desnudo dejando besos húmedos que continuaban su ruta hasta sus pechos. Sus manos algo desesperadas por quitar la última prenda que le impedía disfrutar. Sin tolerancia, cediendo a destrozarla y dejar al descubierto lo que tanto esperaba. No dejó pasar un segundo, lanzándose a besar sus pechos y a lamer su punto débil sintiendo como su espalda se arqueaba para él.

Sus ropas inferiores también se esfumaron, dejando sus físicos desnudos y acalorados. El placer estuvo presente en todo momento, mientras sus cuerpos se preparaban para llegar a la cúspide de su deleite carnal. Sus manos continuaban acariciándose, hallando nuevos lugares y nuevas zonas que hacían volar sus mentes con un solo roce. Los besos prevalecían acompañados de suaves y fuertes mordidas de lascivia. Succionando sus pieles dejando marcas color rojo que luego serían moradas, marcas que quedarían en sus cuerpos como un recuerdo de la agitada noche durante varios días.

Un notable y fuerte gemido escapó de ambos. Sus intimidades se habían unido, experimentando un nivel superior de voluptuosidad. El gusto incrementaba con cada movimiento que la mujer hacía, elevándose y volviendo hacía abajo intentando sentir más al hombre que le otorgaba tanto agrado y delicia. Al igual que él seguía su ritmo ayudándola en sus vaivenes, y sintiéndose en camino al paraíso.

Aumentando la velocidad y ferocidad, percibiendo la fascinación de liberarse y llegar a su punto de gloria. Estando tan cerca y notando que sus cuerpos se cansaban cada vez más.

—Te enseñaré como se hace —logró hablar entre el ajetreo.

De un momento a otro sus posiciones cambiaron, extendiéndose por el resto de la cama e invirtiendo la situación. ________ estaba debajo de Ban, él tenía el control. Fue sorpresa la intensidad y fogosidad en la que su cuerpo se movía, provocando que olas de placer los invadan a ambos de pies a cabeza. Unos minutos más, aumentando su rudeza y pasión, llegando a lo mejor del éxtasis y concluyendo el momento. Cansados y satisfechos después de tanto tiempo sin tener una ocasión igual a esa.

Quien sabe como continuarían las cosas luego de esa noche, esa única noche que _______ había pedido. Solo el tiempo daría la respuesta.

«Perdóname, Elaine. Caí en la profunda tentación y no creo poder escapar de ella en mucho tiempo»

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