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Cuentan los rumores que hace muchos años una niña murió en la entrada de la Academia Kanome. Un apresurado conductor perdió el control, llevándose con él la vida de la inocente jovencita que se dirigía a clases. Un terrible accidente oculto entre los antiguos documentos de la escuela y grabado en las cabezas de profesores y testigos.
La pobre niña víctima del accidente era un espectro vagando en el límite, _______ había pasado años en esa forma recorriendo la escuela desde ese trágico día. Recordando su pasado con Amane Yugi, uno de sus pocos amigos, reviviendo en su memoria cada momento que pasó a su lado. Sus tantas risas, o incluso las emocionadas explicaciones que daba su amigo sobre la luna y las estrellas.
Sin embargo, con el pasar de los años la situación dentro de la escuela fue cambiando. Descubriendo nuevas cosas como la identidad del misterio número siete. ________ sabía quien era, deseaba correr a él y abrazarlo, pero incluso ese niño había cambiado. Amane ya no era el mismo, pues se llamaba a sí mismo Hanako, sin mencionar que cuando la jovencita fue a verlo... él no la recordaba.
Saber eso generó una gran tristeza en la niña, no comprendía porque no la reconocía, siempre habían sido buenos amigos. Ella solo podía seguir intentándolo y hablando con el único conocido que sí sabía quien era.
—Tsuchigomori-sensei, ¿Por qué Amane no me recuerda?
—¿Intentaste hablar con él? —preguntó la araña, mirando sus papeles.
Claro que lo había intentado. De vez en cuando se paseaba cerca del baño de chicas, saludando al número siete quien le dedicaba una tierna sonrisa y luego desaparecía. Para él solo era un espectro más, otra de las tantas almas perdidas que rondaban en la escuela sin tener un lugar a donde ir.
—Muchas veces... Pero él solo se va —respondió ella con tristeza—. Es como si estuviese planeado, cada vez que me acerco... Hanako se va.
Tsuchigomori solo pudo observar como la jovencita escondía su rostro entre sus brazos, recargando su cuerpo sobre el escritorio. Verla de ese modo le generaba angustia, la vida la había abandonado a una corta edad, arrebatándole momentos preciados y un posible futuro; destinándola a permanecer entre el límite con un deseo inalcanzable.
—Puedo intentar hablar con él —sugirió el profesor dando un suspiro—. Pero no puedo prometerte nada.
Sin embargo, incluso el mayor había probado hablarle antes sin obtener ningún resultado. Mantener al número siete concentrado ya era una tarea difícil, pero lo era aún más mencionar su pasado. Lo recordaba, su franca respuesta:
«No sé de quien hablas.»
Esas habían sido sus palabras, sin nostalgia, tristeza o incluso curiosidad. Estaba claro que ese niño no mantenía ningún recuerdo sobre _______ en su memoria. Tsuchigomori lo sabía, pero por alguna razón no podía permitirse quitarle las últimas esperanzas a una abatida niñita.
La verdad detrás de ello, era que Amane había decidido olvidarla, forzándose a dejar atrás todos sus momentos juntos. Aún si el proceso fuese doloroso, provocando que le arrebate llantos y pena; aún si eso destrozaba más su corazón, estaba dispuesto a hacerlo. Abandonando cada recuerdo que existía en su cabeza, cada sonrisa, cada lágrima, todo. Reviviendo sus memorias como si ella nunca hubiese estado allí.
Su pérdida había sido un golpe demasiado duro para un niño como él, una tragedia que desgarró su corazón por completo. Una buena amiga, que lo hacía sentir de manera inigualable, perdiendo la vida frente a sus ojos. Los deseos de olvidar se hacían presentes todas las noches, intentándolo y sufriendo hasta que ese nombre dejara de significar algo para él. Un nombre, una persona, que incluso después de la muerte, no volvería a recordar.
◈◈
La jovencita se paseaba lentamente por la escuela, observando a los estudiantes y comparando cuánto había cambiado la academia desde aquel día. Se sentía nostálgica, más de lo normal, contemplando cada detalle del lugar como si fuese la última vez que lo vería. Extendía su mano tocando las paredes, a pesar de que las atravesaba, recordando cada travesura y momento de cuando estaba viva.
Un profundo suspiro escapó de sus labios, expresando tristeza y melancolía. Sabía que su tiempo estaba por terminar, mantenerse como espectro durante años y no ser víctima de los malos rumores era algo difícil. Pero tarde o temprano tenía que desaparecer, aún si su deseo seguía sin cumplirse, debía pasar.
Su mirada se mantenía frente a la puerta del baño de las chicas, oyendo las distintas risas que provenían desde dentro. Solo sintió una abrumadora sensación, viendo como poco a poco iba dejando el mundo para siempre. Una única lágrima recorrió su rostro, mientras la niña se desvanecía en el aire hasta que no quedara nada de ella.
—Mi deseo era que me recordaras y que todo volviera a ser como antes, Amane.
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¡Buenas! Les dejo otro OS, a decir verdad... Creo que es la primera vez que intento escribir algo triste.
Por otro lado... ¡Hay una buena noticia! (Podría decirse) Ya tengo escrito un one shot de Kou ♡ así que pronto lo subiré.
