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Su hermoso cabello era sacudido por el viento, la sonrisa presente en su rostro expresaba su diversión, con sus brazos extendidos disfrutando de la velocidad del transporte. Y allí estaba él, Nara Shikadai, observándola con detalle sin lograr apartar su mirada. Sus ojos solo se centraban en aquella jovencita, hermana de su mejor amigo, Boruto. Hacía tiempo que ________ le provocaba extrañas sensaciones, sentimientos y pensamientos que solo indicaban una cosa, amor. El tan solo pensar en aquella palabra era un fastidio para Shikadai.
Una sonora risa y un quejido lo despertaron de su nube mental, notando como ambos hermanos discutían. ________ reía mientras le propinaba un golpe a su hermano, quien sabe de qué tonterías hablarían. El joven Nara solo suspiró mirando al frente e intentando disipar sus pensamientos. Los tres chicos sobre la parte superior del tren de la aldea, como de costumbre, en dirección a su academia.
—¡Te dije que no quiero que salgas con Iwabee! —se quejó Boruto, cruzando sus brazos resignado.
Oír sus palabras fue como un rápido disparo que captó al instante la atención del de ojos verdes. La molestia lo invadió, no le agradaba la idea de su amiga pasara la tarde en una cita con uno de sus compañeros. Eran celos, lo sabía muy bien, pero no podía hacer nada para evitarlos.
—¡No es una cita! Además también estarán Denki y Metal —suspiró explicando por enésima vez.
Un extraño alivio llegó a su interior, aunque no estaba del todo convencido y de acuerdo. Tan solo debía conformarse con que aquella salida no era una cita romántica, pero muy en lo profundo de su ser lo carcomían los celos y la curiosidad. No tenía idea alguna sobre a dónde irían sus compañeros, después de todo, él no fue invitado.
—¡¿Serías capaz de tener una cita con alguno de ellos?! —preguntó el rubio haciéndose ideas que lo molestaban.
—Solo si me lo piden, tal vez —respondió desviando su mirada.
Atento a su respuesta, la observaba fijamente hasta que al fin la dio. No fue lo que esperaba, y más aún cuando luego de decir aquellas palabras la mirada de ________ se conectó con la de Shikadai durante unos segundos. Tal vez era una indirecta, tal vez lo malentendió, tal vez solo fue coincidencia... Lo único que podía afirmar era que las chicas eran muy problemáticas para comprenderlas y que los sentimientos por ellas eran un gran fastidio.
Gracias a la rapidez del tren llegaron a la academia justo a tiempo, encontrándose allí con el resto de sus amigos. Las diversas conversaciones se hicieron presentes, mientras avanzaban caminando en dirección al edificio de la escuela. ________ hablaba con Sarada hasta que algo detuvo su paso bruscamente. Su mirada se centró en sus pies, observando cómo su sombra era mucho más oscura que de costumbre. Estaba atrapada en el famoso jutsu del clan Nara.
—¿Sabes? Si querías hablar solo tenías que decirlo —dijo ella observando a Shikadai con una sonrisa.
—Que fastidio —susurró el chico, deshaciendo su jutsu.
Se encontraban completamente solos, todos sus compañeros los habían dejado atrás sin percatarse de ellos, exceptuando a Sarada quien entendió la situación y se marchó sin decir nada. El silencio reinaba entre ambos jóvenes, el Nara mantenía su leve color rojizo en sus mejillas como si quisiera decir algo vergonzoso. Sus continuos suspiros de pesadez indicaban lo molesto que era aquel momento para él. ________, por su lado, también estaba sonrojada, imaginando las posibles palabras que saldrían de la boca de su amigo.
—Es un fastidio para ti, ¿Verdad? —preguntó la chica manteniendo su sonrisa.
Sin dar lugar a una respuesta, solo se acercó al de ojos verdes dejando un beso sobre sus labios, sorprendiéndolo en el acto. Avergonzada, con su rostro complemente rojo, se marchó corriendo con el resto de sus amigos. Era la imagen de su madre cuando era pequeña, pero sus actos fueron atrevidos e intrépidos como lo era su padre en ese entonces. Shikadai, aún sorprendido, dejó escapar un profundo suspiro para luego caminar lentamente en dirección a su salón.
—Sí que es un fastidio estar enamorado.
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