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—¡Vamos, _______! —gritaba una chica muy animada— ¡Ya casi es hora!
—¿Por qué tengo que ir yo también? —preguntó sin ganas.
—¡Porque me lo prometiste!
Y así era, la mejor amiga de _______ quería conocer al Host Club después de oír maravillas sobre esos atractivos chicos. El problema es que no se atrevía a ir sola en su primera visita, por lo que tras insistir e insistir logró que su amiga aceptara —y prometiera— acompañarla, aún si ella realmente no tenía ningún interés por asistir. Era probable que luego se arrepintiera pero no podía negarse, eran los sacrificios de ser una buena amiga.
Ambas estudiantes ingresaron a la sala de música, encontrándose con muchas mujeres sentadas en diferentes mesas tomando el té, mientras eran acompañadas por los anfitriones. Las chicas fueron recibidas amablemente por un chico de lentes, quien les indicó un lugar donde tomar asiento para luego servir un poco de aquella infusión.
—Es increíble —habló su amiga, asombrada—. No estuve ni cinco minutos y ya adoro este lugar.
_______ solo pudo observarla, reteniendo cualquier comentario. Definitivamente ese lugar no era de su tipo, estaba segura que no tardaría mucho en aburrirse. Sus ojos se paseaban por la habitación, admitiendo la bella decoración y analizando a cada persona del lugar. Veía como las distintas mujeres reaccionaban emocionadas ante los anfitriones del club: el chico de lentes que las atendió, dos gemelos incestuosos, un niño que parecía de primaria al cual lo cuidaba su hermano mayor, un chico que no restaltaba mucho —el único normal—, y por último, un rubio que se hacía llamar rey.
No pasó mucho tiempo para que, tal como había predecido, _______ comenzara a aburrirse y sentirse no muy cómoda. Su amiga se encontraba perdida en sus pensamientos, admirando a esos chicos que hacían enloquecer a cualquiera de las presentes. Sabía que no había forma de que reaccionara, por lo tanto, si ella se marchaba de seguro no se daría cuenta. Era un plan perfecto.
________ se colocó de pie, caminando en dirección a la puerta con el objetivo de salir de ese lugar. Sin embargo, las acciones de cierto chico no estaban en sus planes. El rubio se había acercado a gran velocidad, tomando la cintura de la joven y acercando su rostro al de ella para luego susurrarle.
—¿Acaso no se siente cómoda, mi hermosa princesa? —preguntó Tamaki— Permítame ayudarla con eso.
Su mano viajó por el rostro de la chica, acariciándolo con dulzura, hasta llegar a su mentón obligándola a mantener un peligroso contacto visual, que de seguro desmayaría a alguna de las mujeres presentes. Pero _______ no caía tan rápido en hechizos como ese, por lo que su cuerpo reaccionó primero. La mano de la joven se alzó para luego golpear con fuerza la mejilla del rey. Tamaki dio un paso hacia atrás, totalmente sorprendido por sus actos, mientras la chica se marchaba corriendo y dando un portazo sin cuidado.
Todo el salón había quedado en silencio, muchas de las clientas murmuraban preocupándose por el rubio y también hablando sobre la hostilidad de la chica. Por otro lado, los gemelos no podían parar de reír, incluso Haruhi retenía una sonrisa, luego de preocuparse, claro.
—¿Estás bien? —preguntó Kyouya.
Tamaki solo sobaba su roja mejilla con un puchero en su rostro, el cual fue reemplazado de inmediato por una sonrisa para no preocupar a todas las clientas que miraban la escena con atención. Aquella chica despertó un interés en el rey, ansiaba verla otra vez y conocerla, pero sin bofetadas para su preferencia.
◈◈
Los días avanzaron en la escuela, todo seguía con normalidad incluído el Host Club. _______ no había vuelto a aparecer por allí, a excepción de su amiga que iba sin falta todos los días para disfrutar de los servicios que esos lindos chicos brindaban.
Pero esa ocasión era diferente, la hora del club había llegado y muchas estudiantes se dirigían allí para pasar el rato. Entre ellas, _______ había ingresado a la sala de música, llamando rapidamente la atención de los anfitriones. Era extraño verla allí, incluso su amiga se sorprendió, temiendo que vuelva a causar un escándalo. Los murmullos no tardaron en oírse al ver cómo esta chica se acercaba a Tamaki hasta ponerse frente a él. De forma repentina, su cuerpo se inclinó hacia adelante a modo de disculpas.
—Lamento haberte golpeado el otro día —habló mientras mantenía su posición.
Sus palabras hicieron que el rey esbozara una sonrisa, sabía que no era una chica mala. Y aún con el presente interés en ella, una idea fue disparada en su cabeza.
—¡Entonces tendrás que compensarlo siendo mi clienta! —habló emocionado, señalando a la joven— Tranquila, no tendrá costo.
—¿Disculpa? —preguntó Kyouya indignado.
No parecía tan mala oferta, tan solo era por ese día, así que para cumplir con sus disculpas la chica decidió aceptar. Durante toda la hora que estuvieron allí, Tamaki la atendía como a muchas de sus clientas y hacía una que otra pregunta para saber más sobre ella. Las estudiantes del lugar, las que preferían al rey, no podían parar de observarlos reír. Estaban seguras de que esa joven era muy suertuda, tal vez todas debían darle una bofetada a Suoh para recibir un trato especial.
El tiempo de estar en la escuela llegó a su fin, todas se marchaban de la sala de música para retirarse a sus hogares. Sin embargo, ________ seguía allí siendo retenida por Tamaki.
—Tengo que irme —habló por segunda vez.
—¿Vendrás mañana? —preguntó el rubio, poniendo sus ojos de cachorro.
Esos ojos podían con cualquiera, su mirada tan tierna como la de un perrito por la cual harías lo que fuera. _______ casi cae en la trampa, era inevitable, pero logró superarlo mirando hacia otro lado. Tamaki no iba a rendirse, y si ella se iba probablemente se quedaría en su rincón deprimido como sucedía a veces.
—Auch... Creo que aún siento dolor —dijo con una mano en su mejilla—. ¡Voy a desmayarme, puedo sentirlo!
El dramatismo del rubio surgía una vez más, mientras sobaba su mejilla y hacía todo tipo de muecas de dolor acompañando con movimientos dignos de un actor.
—Está bien... Está bien —se rindió _______—. Volveré mañana.
—¡¡Genial!!
Como por arte de magia, el dolor en su mejilla se había esfumado, siendo reemplazado por una gran sonrisa acompañada de brillos a su alrededor.
—¿Eso no es extorción? —preguntó Haruhi, incrédula.
Pero no solo fue el día siguiente, sino a diario que _______ visitaba el Host Club. Al principio, era por las falsas acusaciones del rey, pero a medida que el tiempo avanzaba fue ella quien decidió asistir por su cuenta. Había juzgado mal a los del club, eran buenos chicos y sin duda se la pasaba muy bien al divertirse con sus locuras. La amistad surgió entre todos ellos, mientras que poco a poco el interés de Tamaki se incrementaba y _______ caía en sus encantos, sin poder —ni querer— hacer nada para evitarlo.
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