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El timbre de la casa sonó hasta la cocina, indicando que alguien había llegado a casa de ________. Aquella jovencita se encontraba rescostada en el sofá, dejando pasar el tiempo hasta que su novio llegara, pues habían acordado estudiar juntos para el próximo exámen.
—¡Ya voy! —alzó la voz mientras se levantaba.
Rápidamente fue hacia la puerta, intentando no chocar con nada, extrañaba al de cabello gris y ansiaba verlo pronto. Abrió encontrando al chico con una sonrisa, que la tomó por sorpresa, abrazándola y dejando un beso sobre su frente. Ambos rieron mientras ingresaban a la casa una vez más.
—¿Estás sola? —preguntó Sugawara, algo extrañado.
Normalmente, cuando él iba de visita la madre de ________ era la primera en saludar. Suga se había ganado su cariño al poco tiempo, casi siempre recibía halagos y consejos sobre su novia. La mujer estaba muy feliz de que un chico tan amable y dulce como él esté cuidando y saliendo con su hijita. A menudo decía que desde la primera vez que lo vio, con sus nervios y su tierna sonrisa de ángel, supo que era el indicado.
—Sí, mamá trabaja hasta tarde —respondió ________—. Tal vez llegue para cenar.
Gracias a sus palabras puedo recordarlo, había olvidado que ciertos días su madre trabajaba en horas nocturnas. Luego de esa corta conversación, ambos chicos se dirigieron a la habitación de ________, en donde ya estaba todo listo y preparado para estudiar, pues varios libros los esperaban a un lado de galletas y alguna que otra bebida.
—¿Cómo te fue en el club?
—Estoy algo cansado —dijo estirando su cuerpo—. El entrenamiento de hoy fue duro.
Un pesado suspiro salió de su boca mientras se relajaba tomando asiento en el suelo, frente a la pequeña mesa que tenía los libros necesarios para empezar a estudiar. Unos brazos rodearon su cuello desde su espalda, era ________ quien luego de ello dejó un tierno beso sobre su mejilla. El de cabello gris sonrió animado, viendo como ella se separaba y tomaba asiento a su lado. Le gustaba ser mimado de esa manera, se sentía bien cuando ________ era así de cariñosa.
—Puedes descansar un poco si quieres —habló ella, señalando su cama—. Yo estaré aquí leyendo.
—No, está bien —dijo tomando uno de los libros—. Vine para estar contigo y eso quiero hacer.
La chica solo sonrió complacida para luego centrarse en el libro frente a ella. Ambos jovenes leían sus apuntes y hacían anotaciones en sus cuadernos, era un ambiente tranquilo y cómodo. Sin embargo, Suga no pudo mantener su atención en el estudio durante mucho tiempo.
Sus marrones ojos miraban a su novia con curiosidad, viendo su rostro concentrado en aquel cuaderno, notando el detalle de sus gestos ante algo que no entendía. Su ceño se fruncía, inflaba sus mejillas o jugaba con su lapiz sobre sus labios. Era tierno para él, no podía evitar mirarla esbozando una sonrisa, pensando en que cada día su chica era más bonita y que estaba muy feliz de poder estar a su lado.
—Oye.
—¿Qué pasa? —preguntó ella, dirigiéndole la mirada.
La jovencita no tuvo tiempo a reaccionar en cuanto Sugawara se acercó a ella uniendo sus labios en un inesperado beso. Él tenía el control, sus movimientos eran lentos, intentando demostrarle a su novia todo el amor que sentía. Poco a poco iba acercando su cuerpo, obligando a ________ a inclinarse hacia atrás hasta quedar acostada sobre el suelo. Una traviesa risita escapó de los labios del de cabellos grises, quien continuó dando uno que otro beso por todo el rostro de la jovencita para luego volver al inicio.
—¿Qué no estabas cansado? —preguntó ________ en tono burlón.
—Creo que se renovaron mis energías —respondió con una gran y tierna sonrisa.
Una vez más, Suga se acercó a su chica para besarla con cariño. Sus manos se encontraron, entrelazando sus dedos, mientras continuaban brindándose amor mutuamente entre divertidas sonrisas. Besos de aquí a allá, acompañados de dulces caricias que despertaban el deseo de sentirse y entregarse el uno al otro.
Mientras tanto, los minutos en el reloj continuaron su paso, dejando solo una cosa segura: el estudio tendría que esperar.
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