WO | ❝Oh, cariño, yo me vuelvo salvaje cuando estoy contigo.❞
Dónde Naga llega a Beacon Hills junto a la manada de alfas, en busca de un nuevo miembro. Aunque era Deucalion él que lo buscaba, él por su parte, había llegado al pueblo sin mucha...
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SÍ LE PREGUNTARAN A NAGA ¿CUANTAS PERSONAS LE IMPORTABAN EN TODO EL MUNDO? Diría que podría contarlas con una mano y los dedos le saldrían sobrando, de una ni siquiera era consciente, tres estaban en Beacon Hills y sólo dos sería capaz de admitir. Así que, ahora mismo estaba buscando a la más reciente y misteriosa de sus razones que se cruzaban por su cabeza antes de dormir.
Lydia Martin, de alguna manera había logrado convertirse en un ser que inspirara a Naga a ser una mejor persona, porque aún en momentos donde le daba todos los motivos de duda, la banshee seguía creyendo que Naga era más de lo que parecía en un buen sentido, sólo que su confianza estaba demasiado cuarteada para demostrarlo abiertamente. Él era una mente paranoica ideal para ella, porque era una suerte que no necesitaran hablar todo el tiempo para mantener esa conexión natural donde un grito suyo podía llegar al alma de la bestia.
Lydia podía tocar y sentir el lado humano que habitaba en Naga y Naga percibía la indómita naturaleza del banshee que hablaba con la muerte. Él se escudaría diciendo que estaba en la naturaleza de cada uno buscar al otro, pero en el fondo, podía terminar de considerara a Lydia como su amiga y en sus mejores días, fantasear con algo más.
Así que no fue extraño para Naga salir a buscar a Lydia con los gemelos por su cuenta, ya que Scott y su grupo estaban demasiado ocupados encargándose de Stiles que parecía estar muriendo lentamente debido a la separación del Nogitsune. Esa era la buena noticia que evito a Naga salir corriendo al bosque como un lycan, ahora podía liquidar a la criatura sin que Scott interfiriera, la mala es que con ayuda de Aiden se habían tenido que meter a la casa de Lydia para tomar algo de su ropa, pero su madre los descubrió pegando un grito al cielo y llamó a la policía.
—Al menos consiguieron algo para rastrearla, ya podemos buscar y tal vez encontrarla a tiempo— Ethan los había consolado cuando Aiden se puso nervioso al pensar en que ahora tendrían a la policía tras ellos al pensar que tenían que ver con la desaparición, Naga no se preocupaba, confiaba en que el sheriff ya estaba al tanto de lo que sucedía desde un punto sobrenatural y también porque el olor de la pelirroja estaba en el aire, cada vez más fuerte a medida que llegaban al Nemeton, donde de la nada, fue como sí desapareciera.
—Hasta aquí llegamos — Aiden admitió con un resoplido frustrado aun buscando por todas partes con su vista y oído una pista, pero no había nada.
Naga negó escuchando voces susurrantes en el viento, pero no eran claras — No, no, guarden silencio y... escuchen.
El lycan les hizo una seña a los gemelos para que se acercaran al centro del Nemeton y colocaran sus manos en la corteza del árbol, inhalaron profundamente y Naga asintió para que los tres cerraran los ojos al mismo tiempo, dejando que las corrientes fueran más claras, como si hubiera redes de comunicación que sólo un oído sobrenatural era capaz de escuchar.
